EL TRANSIBERIANO - EL INICIO
¡Madre del
amor hermoso! ¡Esto no es una estación, es un auténtico hervidero de gente! Sin duda alguna se me había olvidado que lo que predomina en China es
precisamente eso; GENTE. Mires donde mires hay miles, decenas de miles o
incluso cientos de miles de personas y claro está que nuestra estación de tren
de Beijing no iba a ser una excepción. Aquello era un hormiguero de personas que de tanto movimiento no quedan atrapados
con nitidez en la imagen, por lo menos no en la mía.
Para no perder el tren en China hay que contar con tiempo, mucho tiempo, y a
veces incluso más que cuando uno pretende volar. Los controles de seguridad,
que tienen poco de control y menos aún de seguridad, conllevan por pura lógica,
con tanto chino por medio, larguísimas colas. Aún así la organización
es relativamente correcta y está vigilada por los severos policías chinos que
de cuando en cuando gritan con mala leche algo que uno deduce significa "mantente
en la fila". Pero a palabras necias oídos sordos y los chinos siguen
empujando a codazo limpio y se cuelan sin el menor pudor. Después de ver el
"incontrol de la inseguridad" deduje que sirve ante todo para dar
trabajo a un buen número de personas que de otra forma estarían en el paro.
¡Con la mala imagen que eso daría al mundo!
En cualquier caso esta Estación de Ferrocarril de Beijing, la ciudad tiene
otras tres, es estupenda. El inmenso pasillo que da a los andenes está llena de
tiendas con unos escaparates multicolor que ofertan todo tipo de productos.
También esta llena de gente que esperan la salida de su tren y lo hacen con
paciencia, tumbados y dormidos en el suelo.
Así comienza nuestro viaje por el Transiberiano, una línea de ferrocarril que originariamente recorre 9,288 kilómetros entre
Moscú y Vladivostok siendo la más larga del mundo y que todavía es utilizada tanto por trenes de pasajeros, como
turísticos y de transporte. El gran impulsor de la idea fue el zar Alejandro
III quien encomendó a su hijo Nicolás II el desarrollo del proyecto. Fueron
necesarias muchas expediciones científicas para estudiar el terreno y otros
tantos comités para poner en marcha la construcción que finalmente se inició el
19 de mayo de 1891. La primera piedra se puso en Vladivostok; Vladi
significa poseer y Vostok oriente, por lo que la ciudad era el dominio sobre oriente.
Y ese era precisamente uno de los objetivos de la construcción de la línea:
desarrollar la colonización de las tierras de oriente y explotar los
recursos minerales de la zona.
Dicen que el cálculo del coste monetario y humano de la construcción del Transiberiano está hecho, existe realmente en cifras, pero dudo mucho que se acerque a la realidad. Y no lo dudo por maldad sino porque en aquellos años los que se morían quedaban sin contabilizar en el camino y el dinero invertido acababa, al igual que ahora, en el bolsillo de muchos intermediarios.
Dicen que el cálculo del coste monetario y humano de la construcción del Transiberiano está hecho, existe realmente en cifras, pero dudo mucho que se acerque a la realidad. Y no lo dudo por maldad sino porque en aquellos años los que se morían quedaban sin contabilizar en el camino y el dinero invertido acababa, al igual que ahora, en el bolsillo de muchos intermediarios.
En cualquier caso las necesidades comerciales y
militares así como los sucesivos cambios en el mundo desarrollaron con el paso de los años la idea original y ahora el Transiberiano se ha unido con otras líneas como el Transmanchuriano o Transmongoliano llegando a capitales como Beijing y Ulaan
Bataar. En la actualidad e impulsado por el turismo,
tour operadores, agencias de viajes y mayoristas todo esto se ha convertido en lo que conocemos
como Transiberiano, trenes operados por compañías privadas que llevan a
sus clientes de un punto a otro con visitas y excursiones incluidas. Eso es, el
tren se convierte en un hotel sobre ruedas.
Así que lo que hoy se vende como el Transiberiano, es en realidad el recorrido de varios trenes privados, operados por una serie de empresas, que ofrecen su producto; trenes especiales para sus clientes que recorre la línea desde Moscú a Beiijing o Vladivostok, o vice versa. Está el tren Zarengold, que es alemán, el Golden Eagle, que es británico y el Transiberian Express, operado por una empresa rusa (seguro que hay más pero lo desconozco). No voy a entrar en la calidad ni en los precios aunque si decir que estoy segura de que varía según la empresa y que antes de comprar el billete conviene asegurarse ya que la relación calidad precio debe ser la correcta. De todas formas hay que tener en cuenta que si bien la calidad del tren es importante también lo es el servicio y las excursiones ya que lo que realmente interesa en este viaje es todo aquello que uno llega a ver.
Pero volvamos a la Estación de Ferrocarril de Beijing, al hervidero de gente que llega a poner de los nervios aunque también deja una sonrisa en la boca ya que es un placer ver viajar a tantas personas. Porque viajar abre nuestras mentes y pone en su sitio gran parte de los prejuicios y sentimientos contradictorios que llegamos a acumular con respecto a otras razas y culturas.
Así que lo que hoy se vende como el Transiberiano, es en realidad el recorrido de varios trenes privados, operados por una serie de empresas, que ofrecen su producto; trenes especiales para sus clientes que recorre la línea desde Moscú a Beiijing o Vladivostok, o vice versa. Está el tren Zarengold, que es alemán, el Golden Eagle, que es británico y el Transiberian Express, operado por una empresa rusa (seguro que hay más pero lo desconozco). No voy a entrar en la calidad ni en los precios aunque si decir que estoy segura de que varía según la empresa y que antes de comprar el billete conviene asegurarse ya que la relación calidad precio debe ser la correcta. De todas formas hay que tener en cuenta que si bien la calidad del tren es importante también lo es el servicio y las excursiones ya que lo que realmente interesa en este viaje es todo aquello que uno llega a ver.
Pero volvamos a la Estación de Ferrocarril de Beijing, al hervidero de gente que llega a poner de los nervios aunque también deja una sonrisa en la boca ya que es un placer ver viajar a tantas personas. Porque viajar abre nuestras mentes y pone en su sitio gran parte de los prejuicios y sentimientos contradictorios que llegamos a acumular con respecto a otras razas y culturas.
Y embarcamos en el tren, en el tren chino ya que
hasta la frontera con Mongolia solo funcionan los trenes nacionales debido al
ancho de vía. Nos han asegurado que es un tren de primera clase; de primera
clase sin duchas y con tan solo un WC por vagón.
Creo que mi próximo proyecto va a ser montar una
empresa de servicios de limpieza en China, dedicada especialmente a los trenes,
aunque después de tres días en la capital del país podría incluso extenderlo a
otros sectores.
En cualquier caso, así comienza esta aventura, llena de ilusión y esperanza. A
lo que en los días venideros se añade diversión, charlas y amistad. Porque
si hay algo que el tren puede ofrecer, es la oportunidad de hacer amigos.
Amigos que con un poco de suerte quedan para siempre. Como la primera noche a bordo alrededor
de un buen vino y con la curiosidad sobre que nos van a deparar los
días venideros.
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