GRIMETON
Seguro que a muchos no os suena de nada pero
esta estación de radio, o centro de radiotelegrafía y comunicación inalámbrica,
es desde 2004 Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Un pequeño complejo construido entre 1922 y 1924, con la "alta
tecnología" de aquellos años que
todavía se conserva intacto y, ojo al dato, en funcionamiento. De hecho
es la única en el mundo de comienzos del siglo pasado que sigue funcionando
aunque por supuesto no se utiliza a diario, tan solo un par de veces al año
para retransmitir mensajes puntuales y asegurar así el perfecto estado de las instalaciones
casi centenarias. Sin duda todo un hito en la actualidad cuando todo se mueve a golpe de ratón en el
laberinto del ciberespacio y un chip es fácilmente sustituible por uno de
reciente fabricación. ¿Pero dónde se compran las piezas de repuesto de
Grimeton?
La verdad es que según andaba yo por las
instalaciones del centro había muchos aparatos que me sonaban.
No en vano soy
de la radio, pero de la antes, cuando todavía había que enchufar y desenchufar
cables y cuando para conectar una emisora con otra había que hacer malabares
para dar con el contacto correcto. El cableado era siempre kilométrico, los transmisores
enormes y parecían más una centralita de la segunda guerra mundial que un
aparato destinado a emitir nuestras ondas hertzianas. Me imagino que entre los
aficionados de la radio y los profesionales hay siempre un sentimiento de
nostalgia que acompaña esta visita.
Seguro que muchos de vosotros os seguiréis
preguntando ¿pero esto qué es lo que es?
Pues si es Patrimonio de la Humanidad es
porque tuvo en su momento una importancia
histórica sin precedentes. Se encuentra
en el municipio de Varberg, Suecia, en medio de la nada y conserva el
material de transmisión que comprende un conjunto de antenas formadas por seis
torretas de acero de 127 metros de altura. Todos en hilera, apuntando
directamente al otro lado del Atlántico. ¿Porque justamente en este lugar
perdido de la mano de Dios? En primer lugar por pura discreción y en segundo,
porque este es el lugar preciso que apunta, de forma llana, sin obstáculos por
medio, directamente a la costa americana.
Este año se cumple
el centenario del inicio de la primera guerra mundial y el 70 aniversario del
desembarco de Normandía y es aquí donde Grimeton adquiere su protagonismo.
La primera guerra mundial supuso una
interrupción de las comunicaciones por cable entre Europa y el resto del
mundo. Para evitar que esto se repitiera
el gobierno sueco decidió la construcción de esta estación de radio que
emitiría sus mensajes en onda larga. Así
durante la segunda guerra mundial Grimeton se convirtió en la puerta abierta
entre los países aliados europeos y los demás continentes, sobre todo América.
La estación sueca estaba integrada en una red de emisoras de onda larga
construidas por el ingeniero sueco-americano Ernst Alexanderson y es hoy en día
la única que ha sobrevivido el paso del tiempo.
La Estación de Radiotelegrafía Grimeton, con
la señal de llamada SAQ, comenzó a funcionar el 1 de Diciembre de 1924 en la
frecuencia 16,7 kHz que luego fue modificada a 17,2 kHz.
Era una emisora de comunicación impulsada por
el cada vez más rápido desarrollo tecnológico de la época y también para evitar
el aislamiento entre Europa y el resto del mundo. Para mantener la comunicación se construyo
una red de 18 emisoras en diferentes partes del mundo con el centro ubicado en
Long Island, Nueva York. Desde aquel momento Europa ya no dependía de una telegrafía
por cable y esto se puso de manifiesto
tres lustros más tarde con el inicio de la segunda guerra mundial.
Las comunicaciones por cable quedaron de
nuevo interrumpidas con el inicio de la
segunda guerra y el responsable de Grimeton, H. Palmqvist, informó al personal el 28 de agosto de 1939
que a partir de ese momento todos los comunicados tenían que ser leídos de
inmediato y se prohibió la entrada al recinto a cualquier persona que no trabajara en el centro.
Unos meses más
tarde se decidió también no limpiar las carreteras de tierra, dejando crecer la
hierba y se pintó el edificio de verde camuflaje, se taparon las ventanas con
maderas y el techo fue cubierto con sacos de arena. Se decidió también vallar
todas las instalaciones e instalar torretas de fuertemente vigiladas por
militares suecos y perros adiestrados.
Todos estos detalles han sido recordados a
lo largo de los años tanto por los trabajadores como por sus hijos y vecinos,
que han evocado la época de guerra como una etapa de alto secreto en la que
nadie podía saber lo que estaba pasando puertas adentro.
El gran temor del responsable de Grimeton era
que la estación fuera atacada por la LUFTWAFFE
que sobrevolaba constantemente Suecia. También había otra preocupación, los
aviones de la RAF, que en sus idas y venidas hacia alemania volaban bien bajo
poniendo en peligro las antenas de la estación. Para evitar males mayores se
tomó la decisión de construir en la montaña varias subestaciones secretas incluyendo
las recién llegadas emisoras de onda corta de gran potencia.
La actividad en Grimeton fue en aquellos
años frenética y muchos trabajadores han recordado que se trabajaba las 24
horas del día y que los mensajes de salida y llegada nunca cesaban. La estación sueca se había hecho cargo del tráfico
de Inglaterra con Estados Unidos que antes había pasaba por Dinamarca. También
había contactos directos con varias embajadas en el mundo.
Aunque la existencia de la estación de radio era
un secreto a voces, sobre todo para los vecinos del municipio, había un pacto
de silencio y nunca se llegó a filtrar ningún solo mensaje. Está claro que en aquellos años el enemigo
intentaba descifrar los cables pero el director Palmqvist aseguró en una
entrevista concedida en 1946 que eso no era posible ya que las letras de los mensajes
de salida eran barajadas de una forma
aleatoria a través de un codificador para luego ser descodificados en el
aparato receptor.
Cuando la guerra terminó Grimeton volvió a
su ser. La onda corta hizo si irrupción definitiva y la estación perdió interés. Sin embargo continuó funcionando sobre todo para mensajes entre barcos y submarinos aunque con el fin de la guerra fría este tipo de comunicación también quedó obsoleta. Finalmente dejó de emitir a mediados de l990 y se tomó la firme determinación de conservar las instalaciones y mantenerlas en perfecto estado. Como un recuerdo de todos los mensajes que se pudieron mandar durante la segunda guerra mundial.
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