martes, 18 de febrero de 2014

TURISMO - MALTA

MALTA - EL CORAZÓN DEL MEDITERRÁNEO

   La referencia que yo tenía era "El Halcón Maltés", la película de John Houston con Humphrey Bogart al frente del reparto.  Me encanta Bogart con su cara de pocos amigos y su mirada capaz de diseccionar al ser humano. Bueno, pues eso era lo que yo sabía de Malta pero el país no es eso. Es otra cosa. Porque un país que se encuentra en el corazón del Mediterráneo, a medio camino entre Túnez y Sicilia, que está formado por tres islas pobladas, Malta, Gozo y Comino, y otras dos sin poblar, Cominetto y Filfa, poco tiene que ver con la industria de Hollywood que la mayoría de las veces confunde el tocino con la velocidad. Y en Malta no hay confusión alguna. Ahí cada cosa tiene su sitio, cada piedra cuenta su historia y cada casa tiene su nombre.
El Bautizo del Hogar

   Me parece maravilloso bautizar el hogar con el nombre de un ser querido para que el cartero siempre sepa donde entregar una carta. Es una carta para Feliciana que vive en la casa de Tía María. ¿Que qué calle? Quien sabe y a quien le importa, porque Feliciana vive en la casa de Tía María, construida en su honor, en el pueblo de Paola, al sur de Valetta. Y el cartero lo sabe de la misma forma que conoce los nombres de los inquilinos de las casas en los pueblos de Safi, Attaré o Zebbug.

El encaje de bolillos
   Y este bautizo es un tesoro y los malteses lo saben de la misma forma que conocen la importancia de su habla.  En Malta hay dos lenguas oficiales, el maltés y el inglés. De ahí que miles de familias europeas, sobre todo españolas, deciden enviar a sus hijos a estudiar en verano.  Es un país pequeño, seguro, con historia y cultura y además inglés. Luego los chavales que llegan a miles estudian la lengua de Shakespeare, aunque aprender, lo que se dice aprender...... Ahora eso sí, hacen amigos y se lo pasan pipa a costa de mamá y papá que sueñan con el regreso de sus vástagos convertidos en perfectos lores o ladys británicos. Pero el inglés está ahí y todo el mundo lo habla perfectamente. También chapurrean algo de francés, español, italiano e incluso alemán porque eso es lo que da el turismo, la gran industria del país.
   Todos hablan  también maltés, una lengua  pura artesanía, lo mismo que su encaje de bolillos.  Muchos lingüistas opinan que se trata de un habla inclasificable y eso, al oído es precisamente lo que parece. Procede de un antiguo dialecto árabe-magrebí que luego ha ido prestando cosas del italiano, siciliano, griego e inglés. ¡Imagínense el resultado! Un idioma divertido que uno  cree entender pero que no comprende en absoluto. Ni patata.

Mis tesoros, grandes tesoros
En Malta las carreteras que cruzan las ilsas de norte a sur y de este a oeste forman un pequeño laberinto de caminos por donde antaño pisaron los cartagineses, árabes, normandos o romanos por citar solo unas pocas civilizaciones. Y no puedo imaginar que es lo que vieron en estas islas porque haber, lo que se dice haber..... no hay nada. Las islas están formadas por rocas sedimentarias formadas hace más de treinta millones de años, cuando los enormes ríos de Europa fluyeron hacia lo que hoy día es el Mediterráneo. Así se formaron estas islas de origen marino y que a simple vista ofrecen al visitante, al margen de su brillante historia, su bonita capital Valetta y sus pintorescos pueblos,  un montón de piedras que dicho de paso se extraen en canteras y se utilizan para la construcción.        Pero esto es una imagen superficial ya que el país tiene muchos tesoros, entre ellos,  sus costas, repletas de puertos naturales  bien protegidos, aguas profundas color negro y verde esmeralda, que han constituido el gran atractivo de los invasores de las islas; esto y su ubicación estratégica en el centro del Mediterráneo, por supuesto.

   Y otro tesoro, el Templo megalítico de Ggantija,  de los más antiguos del mundo y que junto con los de Hagar Qim, Tarxien y Mnajdra forman desde hace muchos años parte del Patrimonio de la Humanidad.  Algo tuvo que tener Malta hace casi seis mil años ya que atrajo la atención de gentes llegados probablemente de Sicilia.
Colonos que buscaron paz y tranquilidad en el corazón del Mediterráneo y que hallaron una tierra árida que sin embargo daba sus frutos. Es de suponer que llegaron gracias a la benevolencia de Horus, cuyo ojo es el símbolo protector de los navegantes. Una imagen utilizada en la antigüedad por múltiples culturas aunque en la actualidad ha desaparecido casi por completo. La excepción la encontramos en Malta donde los pescadores todavía se dejan proteger por estos ojos que en el corazón del Mediterráneo todo lo contemplan.



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