martes, 24 de marzo de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DIA DIEZ

DIA DIEZ – MARTES 24 DE MARZO 

COMIENZA EL ESPERPENTO

 

 

 

      El día ha empezado bien, es martes, así que ya se acabó el lunes y me he levantado sabiendo que Pepe, el holandés que habitualmente cuida al cisne, el que lidera la organización “Salvar al cisne”, se ha acercado para ver cómo está el animal. Y estos encuentros que antes se producían a diario son todo un espectáculo porque el cisne, en cuanto presiente la presencia de Pepe se acerca rápidamente a la orilla y sube a tierra firme para recibir sus acaricias y poder restregar su largo cuello contra las piernas de su protector. Es algo digno de ver.

      En ese tema estoy muy tranquila, pero en cuanto al que nos tiene confinados estoy muy preocupada y triste. Las noticias no son solo alarmantes, son la crónica negra de un esperpento que nunca debió ocurrir.

      En la sociedad hablamos de los más vulnerables como un colectivo que anda por ahí pululando, pero sin saber exactamente dónde y de que personas se trata. Son a mi entender muchas y muy diferentes, pero creo que en un primer momento nadie pensó que nuestros mayores serían en esta pandemia los más vulnerables, los que ahora mismo están en primera línea. Los mayores son los pilares de un país y como tales son fuertes y por tanto ni frágiles ni vulnerables. Eso es lo que pensábamos.

      Pero la triste realidad nos está demostrando día a día todo lo contrario. El Covid-19 ha entrado en las residencias de ancianos como un elefante en una cacharrería aplastando todo lo que encuentra en su camino.

      ¿Qué hemos hecho con los pilares y cimientos de nuestras naciones? ¿Esos mayores que han contribuido a desarrollar este país y convertirlo en la democracia que ahora es? Ellos son vulnerables porque no les hemos prestado la atención que se merecen y el cuidado que les debemos. Porque todos los cimientos necesitan inspecciones periódicas para no romperse con el paso del tiempo.

      Espero que lo que está ocurriendo sirva de reflexión para crear lo que ya tendría que ser un hecho; residencias para nuestros mayores, públicas, sin ánimo de lucro y supervisadas con rigor. Tienen que seguir evolucionando al mismo ritmo que el resto de la sociedad.

      Con esto no quiero decir que todas las que existen sean malas, deficientes y que se aprovechan de la situación. Eso no. Muchas están en precario, no reciben las ayudas que necesitan y tampoco cuentan con el personal suficiente en cantidad y preparación. Y ahora mismo los trabajadores de estas residencias han sido responsabilizados de gran parte de la situación cuando no tienen la culpa de la falta de legislación y medios.  

      A ver si los políticos recapacitan sobre el tema y hacen algo al respecto. Y que en este gran esfuerzo mental que tienen que hacer, que no olviden que ellos también serán mayores y que sus hijos no tienen el futuro garantizado por tener un progenitor político. Las enfermedades no entienden de dinero y tampoco de posición social.

      Y dicho esto vamos al día a día. Decía yo que hoy ha sido bueno, por no ser lunes, pero también porque he encontrado "online" una nueva fuente de ejercicios que me han llenado plenamente. Me lo he pasado pipa con un "training" de cardio sin saltos y un poco de baile para rematar el ejercicio. Ya sabéis que el ejercicio estimula la producción de la endorfina que es la hormona de la felicidad. Así que en cuanto más nos movamos más felices seremos.

      Hoy ha llovido mucho y el día ha estado gris y triste. A ver si el sol se anima a asomar entre las nubes, aunque tengo mis dudas al respecto. Viendo el desastre de este mundo yo también me escondería.

      Mañana miércoles. Un día más o uno menos, según se mire.

 

 







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