DIA TRES – MARTES 17 DE MARZO
200.000
MILLONES
Esa es la cifra anunciada por el
presidente para paliar los efectos del coronavirus y Estado de Alarma. Escucho
la cifra y me mareo y también me pregunto de donde van a sacar tanto dinero.
Como no pongan en marcha las impresoras de billetes de la Real Fábrica de
Moneda y Timbres no se me ocurre nada porque el país no está como para hacer
derroches y el contribuyente, que es el que paga todo ¡se ha quedado sin
trabajo!
A esta cifra se sumaron otras, todas respaldadas por la Unión Europea
porque una pandemia es lo que tiene, afecta a muchos países y la economía
mundial tiene lo que yo llamo “efecto de arrastre”, si uno se hunde arrastra
consigo a los vecinos y a muchos conocidos. Esto es una pandemia, una
emergencia sanitaria, pero sobre todo es una catástrofe económica a escala
internacional.
¿Cuánto tiempo puede resistir un país sin
actividad económica? No tengo ni idea, pero desde luego la alarma sobre lo que
se nos echaba encima ya había sonado en el mes de febrero, cuando los
organizadores del Mobile World Congress, que se celebra en Barcelona, decidieron
suspender el evento debido al virus y del número de renuncias recibidas por
parte de las empresas participantes. Las grandes “telecos” del mundo, los que
tienen nuestras vidas en sus manos a través de las redes sociales, los que
saben exactamente lo que se cocina en el universo y en cada uno de los hogares
de la tierra, anunciaron que suprimen la presentación de sus novedades mega billonarias.
Los poderosos de la comunicación han comprendido el peligro del virus.
Seguimos a 500 kilómetros de casa y todavía
no tenemos claro si regresar o quedarnos. De momento han cerrado las fronteras entre
las comunidades, está prohibido entrar o salir, aunque siempre podemos volver a
nuestra residencia habitual. Solo han pasado tres días, pero todo apunta a que
el Estado de Alarma se prolongará más de lo esperado.
En tres días el número de contagios ha
subido en casi 3.500 y el de fallecidos duplicado con respecto a los primeros días. El virus ha entrado con
fuerza en las residencias de la tercera edad convirtiendo a nuestros mayores en
su principal víctima. Las noticias son devastadoras, hasta tal punto que parece
un virus destinado a eliminar a todos los que superen los 80 años de edad. Los
hospitales están a tope y los sanitarios trabajando más allá de sus fuerzas.
Son las noticias con las que nos bombardean insistentemente los medios de
comunicación, no solo para mantenernos informados sino supongo también para
concienciarnos de la gravedad de la situación.
Como ayer fuimos a comprar hoy toca
cocinar. Es algo que me encanta así que me encierro en la cocina y ahí van
infinidad de platos veganos, vegetarianos, además de guisos de carne, pavo con
salsa, con verdura, sin ella. Todo para llenar el congelador.
Pero vuelvo a lo de antes. Yo no sufro
estando en casa, siempre hay cosas para hacer, pero, y aquí hay un pero. No
estamos en nuestra casa y no tengo mi ordenador, mis cosas, mi rutina. Hay que
decidirse y lo hicimos. Mañana volvemos a casa muy a nuestro pesar, porque esto
se va a prolongar y es mejor que cada uno esté en su sitio. Además, con un bebé
en casa en cuanto menos personas entren y salgan, más seguro.
Mañana nos vamos.
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