DIA OCHO – DOMINGO 22 DE MARZO
CREER Y EN QUIEN CREER
¡¡¡¡¡Y LOS QUE NOS QUEDAN!!!!! Pero no pasa nada porque somos fuertes, valientes, solidarios y además creemos en la humanidad.
Los periódicos se debaten entre las curvas de contagios y fallecidos; fotos de ciudadanos en sus terrazas mostrando pancartas que dicen “Yo me quedo en casa”; las palabras del presidente del gobierno Pedro Sánchez que pide unidad para afrontar la ola más dura y dañina del virus; palabras del ministro José Luis Ábalos quien asegura que “No se perdonará a quien busque rédito de esta tragedia"; y también palabras del Alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida que insiste en que “Los test son la clave para parar la curva, sólo nos falta que el Estado nos dé material".
Y casi se me olvida “El Gobierno compra 640.000 test rápidos del virus”. Vale, en España viven 47 millones de personas.
Tendremos que creer en la humanidad, pero ¿en la clase política? Porque entre todos los titulares que nos ofrecen los medios de comunicación se esconde la cruda realidad y que poco a poco va asomando en las noticias:
Los sanitarios no tienen el material que necesitan para protegerse, no hay mascarillas, no tienen guantes ni “epis” y tampoco hay personal suficiente para cubrir todos los turnos necesarios con lo que todos los que trabajan en el sistema sanitario español, incluyendo los de la limpieza, van solapando turno tras turno para no dejar desatendidos a los enfermos que llegan a los hospitales en avalanchas.
No hay camas, no hay respiradores; de hecho, parece que no hay nada de nada. Y muchas de las compras que se hacen son caóticas o están mal, son demasiado caras y algunas veces resultan lamentablemente ser un fraude por parte del vendedor.
A mi parecer, el trabajo de los políticos debe centrarse entre otras cosas, en la organización económica y social de un país; luchar contra las desigualdades; velar por la seguridad y derechos de los habitantes del mismo; y asegurarse también de que éstos cumplan con sus deberes. No necesariamente en este orden pero siguiendo las pautas de la carta magna de cada una de las naciones. En definitiva, garantizar el bienestar de los ciudadanos en todos los sentidos.
A modo de ejemplo diré que en España en la actualidad tenemos tres camas hospitalarias por cada 1000 habitantes y 9 camas Uci por cada 100.000. Creo que a nadie se le escapa que nuestra sanidad ha mermado en cantidad en las últimas décadas. ¡El ahorro es lo que tiene y a fin de cuentas somos un pueblo con mucha salud! Pero llegó la pandemia y las carencias afloran como setas al tiempo que los políticos, en vez de asumir responsabilidades, se tiran los trastos a la cabeza.
Si nos sirve de consuelo están casi igual en todos los países europeos, pero debemos tener en cuenta que muchos parten de una base bastante mejor que la nuestra. La economía de occidente se va al traste y será China la que se hará con el poder; si lo hará de forma solidaria o no queda por ver.
Pero no estoy aquí para hablar de economía sino del CISNE. Estaba y sigo estando dispuesta a escaparme a hurtadillas a la playa para dar de comer al pobre animalito. Pero hoy hablé con mi vecino, que es belga, al igual que su mujer (ambos encantadores), y me dijo que tiene un certificado del veterinario que indica los cuidados que necesita Paca por lo que puede bajar todos los días a darle de comer además de sus medicamentos. Me quedo más tranquila, pero sigo en alerta y todos los días le doy su desayuno. Que nadie me pregunte cómo.
Día ocho y ¿hasta cuándo? No pasa nada, hasta que haga falta para salir de este túnel. Lo que necesitamos es que los políticos hagan lo que tienen que hacer para que una vez superada la crisis volvamos a estar donde tenemos que estar. Que a nadie se le olvide que son nuestros impuestos los que conforman lo que conocemos como las arcas del estado. A los políticos este detalle se les suele olvidar cuando llenan su boca con las palabras “el estado paga”. El estado no paga nada, el que paga es el contribuyente.
Pero al margen de los titulares hoy ha sido un día divertido. Es domingo y tocaba aperitivo con los amigos. Caos total, afortunadamente y como tiene que ser. Vernos a través del WhatsApp con el vino y la carcajada es todo un espectáculo. Unos con la morcilla, otros con la cerveza, la otra que sale de la ducha, y aunque un quinto no cabe, lo intentamos, pero …. Será para la próxima porque habrá más veces. Una hora de aperitivo con risas y brindis para sentirnos personas normales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario