DIA DIECISIETE – MARTES 31 DE MARZO
¡AY MI PAQUITA!
Estoy muy preocupada, ya no solo por la incesante expansión del virus, sino también por la desaparición de nuestro cisne. Hace dos días que no le vemos y aunque sabemos que de cuando en cuando desaparece, bien porque se lo lleva el veterinario para los tratamientos o porque decide ir en busca de amigos. Pero esta vez es diferente. Con el coronavirus y el Estado de Alarma su desaparición es más inquietante. Si alguien ha visto al cisne, por favor, me avise. Así podré estar tranquila.
Resulta conmovedor salir todos los días a las ocho a la terraza para compartir con vecinos de otros edificios el homenaje a nuestros sanitarios. De pronto, sin conocernos de nada formamos una piña. Nos saludamos y vitoreamos con entusiasmo a los médicos y enfermeras del país. A veces tenemos la compañía de un buen número de coches de policía que con sus sirenas y luces nos acompañan en el reconocimiento. La verdad es que los sanitarios se lo merecen.
El coche del ayuntamiento que va avisando del estado de alarma, pidiendo que no salgamos para evitar llevar el virus a casa, sigue pasando con regularidad. Es como si el coche hablara solo porque yo no veo a nadie en la calle. Bueno, de cuando en cuando hay alguien con un perro, uno con el carro de la compra o algún extranjero despistado que pretende salir a dar una vuelta en bicicleta. En fin, sin comentarios.
Hoy he hablado con mis hermanos, WhatsApp a banda de tres. Realmente lo recomiendo. Es muy divertido porque es como si estuviéremos todos juntos. Lo recomiendo de corazón.
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