DIA VEINTIOCHO – SABADO 11 DE ABRIL
EL DÍA DE LOS HUEVOS DE PASCUA
¡Feliz día de Pascua!
Hoy ha sido un día estupendo no solo porque ha amanecido con un sol espléndido y una temperatura maravillosa, sino también porque ha estado lleno de actividades. No sé en qué se ha ido el día, pero me he liado a hacer cosas y de pronto se ha hecho de noche. Y echo la vista atrás y me pregunto ¿Qué he hecho? Supongo que todo y nada pero lo que es seguro es que no tiene la más mínima importancia. Lo que sí que sé que he hecho es preparar una comida fuera de lo normal porque hoy es un día especial.
¡Es Pascua! Un día de profundo significado para los cristianos pero que con el paso de los siglos se ha ido mezclando con otras tradiciones que no guardan relación alguna con la religión. Sin embargo, todo tiene su historia. Es el caso de los huevos de pascua o la mona de pascua, costumbres que se remontan en el tiempo y que tienen mucho que ver con el final de la cuaresma. El huevo era considerado carne por lo que no se podía consumir durante los cuarenta días que hay entre el miércoles de ceniza y el día de Pascua. Pero eso que se lo digan a las gallinas que seguían poniendo.
Antes la sociedad de consumo, la del derroche, no existía y los alimentos eran sagrados. Los huevos no se podían tirar así que se conservaban hervidos y luego se consumían en Pascua. Esta es la explicación que a mí me resulta más verosímil y lógica, aunque hay otras y para todos los gustos. Luego la idea de un huevo duro ha ido evolucionando convirtiéndose en un dulce para el deleite de los pequeños y de los mayores.
En la actualidad intercambiar huevos de chocolate en Pascua o incluso esconderlos para que los niños los busquen está muy extendido por todo el mundo. Es una diversión como cualquier otra y nunca me la pierdo. Ni estando confinada por lo que he ideado un juego para esconder los huevos con mis hijos a distancia. Yo escondo mis huevos de chocolate en mi casa para que los busque mi hija y ella los suyos para que yo los encuentre. Luego, a través del WhatsApp nos vamos dando pistas, indicamos donde creemos que están los huevos y a lo tonto se va hora y media de risas, gritos e ilusiones.
Hoy día de Pascua toca además una comida especial, porque es fiesta. No hay nada como una mesa bien puesta, alegre con colorido y recetas que se diferencian de los que servimos a diario. Comida gourmet para el placer del paladar en este ya cuarto sábado de encierro pandémico. Hay que aprovechar la situación y disfrutar de lo que todavía tenemos con la esperanza de que no nos lo quiten: nuestra propia alegría. La misma que demostramos todas las tardes cuando aplaudimos a todos aquellos que trabajan por mantener vidas, orden y seguridad.
Hoy paso mucho de política, pero no puedo dejar de comentar una noticia que he escuchado en la televisión. En muchos estados de Estados Unidos están recomendando el uso de la mascarilla a la hora de salir a la calle. Los americanos entrevistados dicen que les parece correcto porque así, si son portadores del virus sin saberlo, evitan contagiar a los demás. Todos a favor. Menos Trump. Él dice que, si va a saludar a presidentes, reyes, dictadores o ministros, la mascarilla no va con él.
Respiro profundamente y sonrío por no llorar.
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