miércoles, 15 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA TREINTA Y UNO

DIA TREINTA Y UNO – MARTES 14 DE ABRIL 

EL IDIOMA QUE NOS “(DES)UNE”

 

 

      Hoy se ha notado la vuelta al trabajo. Han pasado por la calle muchos más coches que la semana pasada y además han salido algunos pesqueros. Mañana creo que me voy a acercar a la pescadería a ver si hay suerte. Tengo muchas ganas de tomarme un buen pescado fresco. También tengo que ir a la farmacia, aunque me da pereza salir de casa. Pero si lo pienso la calle es el lugar menos peligroso para los contagios. No hay nadie que te pueda toser encima, tan siquiera alguien a quien saludar. Será un paseo agradable, al menos 500 metros de ida y otros tantos de vuelta. Estará bien.

      Esta mañana he hablado con mi vecina. Dice que pasa los días con altibajos. No se debe de entretener con demasiadas cosas así que sus horas pasarán más despacio que las mías. Tiene 75 años me cuenta que al menos está aprovechando el tiempo para estudiar español. A ver si termina de aprender algo porque lleva muchos años en España, pero no habla el idioma.

      Claro que no es la única. Al igual que ella muchos de los extranjeros que viven en las costas españolas disfrutando de su dorada jubilación solo hablan su propio idioma. ¿Y porque no han aprendido el nuestro? Supongo que se debe a que cuando llegan ya son mayores y les resulta difícil aprender mientras que otros, que han venido incluso para trabajar, nunca lo intentaron porque nadie les ha obligado o porque no han querido.

      Luego hay otro factor muy importante y es que viviendo aquí en la costa no necesitan hablar español. Se reúnen con amigos de sus propios países, se van a restaurantes ingleses, franceses, holandeses o belgas donde tampoco necesitan nuestro idioma, e incluso en las tiendas de la zona, los mercados, mercadillos y demás comercios se indica claramente que se habla de todo, hasta ruso.

     Claro que a mí esto me parece una falta de respeto por parte del extranjero que vive aquí. ¡Ay del pobre español si no aprende alemán en Alemania, inglés en Inglaterra, francés en Francia y así sucesivamente! Por eso chapó por mi vecina.

      Recuerdo ahora una amiga de mi madre que venía a visitarla dos veces al año. Supongo que empezó a venir con 70 ya cumplidos y hasta los 85. Ni palabra de español, por supuesto. Pero de profesión es farmacéutica con lo que me imagino que la curiosidad la lleva por dentro. Además, porque no decirlo, es bastante cotilla, en el buen sentido naturalmente, así que siempre que venía compraba la prensa rosa. Reyes por aquí, reinas por allá, famosas y famosillos con sus fotos y unos textos mínimos y un buen diccionario. ¡Y aprendió! Al menos lo suficiente como para entender algo del telediario, mantener una mínima conversación y disfrutar de “Cuéntame que paso”, la serie de Televisión Española. Adorable la amiga de mamá que todavía me coge el teléfono cuando la llamo.

      Voy a ver si soy capaz y me pongo a estudiar francés que hay muchos cursos online y ahora se supone que tengo tiempo. Aunque no sé de dónde sacarlo. Todavía no he empezado a hacer limpieza general. Empezaré mañana. Calculo que nos queda un mes de encierro y así tengo tiempo de hacer las cosas con tranquilidad. Incluso descubriré rincones en mi casa que tan siquiera sé que existen, pero seguro que están ahí. ¡Y la de cantidad de cosas que terminarán en la basura!

      Hoy he vuelto a dedicar algo de tiempo a mis flores ya que tienen pulgón. ¿Alguien tiene un buen remedio casero contra ese bicho tan desagradable? Por favor, me lo diga. Mañana volveré al ataque a ver si consigo asustarlos. Se que es la época, pero terminan siendo una lucha constante.

      Mañana os cuento si he encontrado pescado fresco. ¡Que rico!

      Será miércoles, vamos a por una semana más casi superada.

 

 









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