jueves, 7 de mayo de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CINCUENTA Y TRES

DIA CINCUENTA Y TRES – MIERCOLES 6 DE MAYO 

TORTILLA DE PATATA

 

 

      Hoy me he vuelto a poner manos a la obra y la limpieza general está prácticamente concluida. Falta la terraza, pero voy a esperar hasta que me dejen comprar algunas flores nuevas y tierra para arreglar las macetas. Estoy tranquila porque sé que no hay suciedad en ningún sitio y que cada cosa está en el lugar que le corresponde. Eso del orden tengo que corregirlo porque si no me volveré loca en un futuro no demasiado lejano.

      Cuando uno limpia es bueno tener un chef particular en casa. Hacía días que la boca se me hacía agua por una tortilla española, de esas jugosas con patata y cebolla. Un buen trozo de tortilla con una ensalada fresca ¿hay algo más apetecible? Y como en casa tengo chef, aunque hace mucho que no ejerce, pues eso, yo limpio y él se dedica a su especialidad, que es precisamente la tortilla de patata. También tenía cierto interés por saber si mi chef todavía conservaba ese toque especial, ese que tuvo toda la vida para la tortilla de patata porque hacía décadas que no cocinaba una. Los que le conocen saben de qué estoy hablando. Él fue siempre "el de la tortilla de patata". ¿Y cómo estaba la tortilla? Pues sencillamente exquisita. Para que nos vamos a andar con tonterías.

      Ahora que la casa está limpia y he saciado mi antojo por la tortilla me puedo dedicar a otros menesteres. Tengo todavía la tarea de las fotos por delante. Mis fotos son como el cuento de nunca acabar ya que cuando me creo que he terminado de clasificarlas todas, como por arte de magia aparecen nuevas. No sé dónde se esconden en el ordenador pero el caso es que están ocultas en carpetas que a su vez encubren otras carpetas y así hasta el infinito. Me va a dar un patatús.

     El caso es que me divierto bastante porque es como dar un repaso a mi vida y a la de mi familia con recuerdos que creía muertos pero que siguen más vivos que nunca. Además, me he bajado un programa para mejorar la calidad de las fotos con lo que esas hechas en papel maluco hace cincuenta años, y en las que apenas distingues a las personas, de pronto se convierten en imágenes lustrosas llenas de color y brillo.

      Así he descubierto que realmente estoy casada, vaya, que me he casado, que he celebrado una boda. Todo el mundo tiene fotos de su boda, un álbum estupendo para mostrar a amigos y familiares. Todos menos yo. Porque ya se sabe “en casa del herrero cuchillo de palo”. Eso es lo que pasa cuando te casas con un fotógrafo. Nuestros hermanos se dedicaron a sacar algunas imágenes en las que, en el fondo, pero muy en el fondo, se ve a una pareja que parece que se está casando. Pues esas fotos las pasé por ese programa maravilloso y ¡magia! Ahí estábamos, casados, pero que muy casados.

      Hoy nuestro paseo ha sido por el centro del pueblo. Primero hacia arriba, muy arriba, hasta la Plaza de la Iglesia, trepando por los callejones, disfrutando de las vistas. Y todo ¡sin un alma! Yo disfruto viéndolo así, pero al mismo tiempo me da pena. Estas callejuelas tendrían que estar llenas de vida, bullicio, las terrazas con sus turistas y los restaurantes con las reservas.

      Luego hemos ido por la calle principal y me he alegrado de ver que las tiendas están a punto de abrir. Los escaparates elegantes, todo estará perfecto en cuanto se permita abrir. Dicen que será el lunes, que a partir del día 11  las tiendas funcionarán con horario normal. Sin aglomeraciones, pero con clientes. Eso es al menos lo que esperan sus dueños. A lo largo de esta semana los comercios han funcionado con cita previa, incluso las zapaterías.

      Eso es BUENO. Tenemos que volver a la normalidad.

      Mañana es jueves todo el día. Me iré al mercado dando un buen paseo para comprar pescado fresco. Me lo merezco después de tanto galimatías debido al confinamiento, desescalada, fases o nueva normalidad o  como quieran.

      Solo pido una cosa. INFORMACIÓN.

 



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