DIA CUARENTA Y OCHO – VIERNES 1 DE MAYO
EL MENOS COMUN DE LOS SENTIDOS
No se me ha pasado el enfado. De ninguna de las maneras. Sigo atónita ante la ignorancia de nuestros gobernantes y confieso que también tengo miedo de cara al futuro. Porque ahora mismo nos reímos de las ocurrencias de los políticos, pero hay gente que de verdad se cree lo que dicen los mandatarios. No hay más que ver lo que ha ocurrido en Estados Unidos cuando Trump sugirió lo del desinfectante en vena. Más de uno terminó en el hospital porque le hizo caso. Si lo dice el presidente ¡será verdad!
Pero a lo que voy. Al margen de la mala gestión que han hecho durante toda la crisis, ahora, en la famosa desescalada, imponen horarios de salida. La idea es aceptable para evitar aglomeraciones, pero nuestros señores iluminados son tan soberbios que deciden todo de forma unilateral. ¿Dónde está la sensatez? ¿El sentido común? ¿La colaboración y la humildad? Brillando por su ausencia.
Digo yo, que en casos así, lo más lógico sería que cada municipio se organice y en las ciudades grandes cada barrio. Creo que los responsables de las ciudades y pueblos conocen a sus vecinos, saben sus edades, distribución etc. (todo está en las listas electorales y en el censo) y serán los más capacitados para organizar un horario de salida. Porque no es lo mismo una ciudad como Madrid que otra como Elche o un pueblo como Manzanares el Real u otro como La Nucía. Cada municipio tiene sus características específicas, su población determinada, sus necesidades y solo los ayuntamientos tienen esos datos.
¡Pero qué va! Para eso están los iluminados que deciden que a los mayores no les dé nunca el sol y que los niños se aglomeren en las calles en vez de correr por los parques y las playas que están cerrados a cal y canto. Menos mal que en Valencia han hecho caso omiso de esta última norma y las playas están abiertas para correr y jugar.
En las ciudades costeras, las playas son precisamente los lugares donde más espacio hay y más aún ahora cuando el turismo brilla por su ausencia. Pienso que en estos momentos los únicos que han estado a la altura de las circunstancias han sido los españoles, el pueblo que ha demostrado estar muy por encima de sus políticos.
Y en cuanto a los mayores, pues eso, que nos den morcilla. No lo digo por mí, porque el sol entra a raudales en mi casa todos los días, pero conozco a personas que no tienen esa misma suerte y ahora se tienen que conformar con levantarse a las seis de la mañana para poder estirar las piernas o salir a hurtadillas a partir de las ocho de la tarde.
A todas esas personas les digo que hagan lo que he hecho esta mañana. Llevo siete semanas portándome como un ángel. He salido cada diez días para hacer la compra. Contacto mínimo. Pero hoy, y sin esperar a mañana, he ido a dar un paseo para comprar el periódico. Y a partir de ahora voy a ir a comprar el periódico todos los días a la hora que me de la real gana. En fin ¡que les den! ¡Panda de iluminados!
La verdad es que el pueblo estaba vacío. Salvo unos pocos padres con sus hijos no había nadie en el Paseo Marítimo, que por cierto sigue en el mismo sitio. Nadie ha cambiado nada, menos mal. tenía ya el susto en el cuerpo pensando que mi excursión iba a ser como la de Colón, que busca una cosa y encuentra otra. Pero no, mi pueblo sigue intacto. En algunos bares y restaurantes vi algo de movimiento. Los dueños estaban ahí supongo que organizando mesas y demás cuestiones para la esperada reapertura. Seré de las primeras clientas porque todos necesitan en estos momentos nuestro apoyo. Este verano será íntegramente español por mi parte.
Y hoy también ha hecho calor y para celebrarlo una Caldereta Provenzal, porque nos lo merecemos.
Mañana sábado ya veremos.
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