DIA SESENTA Y CINCO – LUNES 18 DE MAYO
ANTE LA DUDA
¡Qué maravilla! ¡que caminata tan buena hemos dado hoy! Poca gente, sol magnífico, temperatura ideal y un entorno fantástico. ¡Que más se puede pedir!
Los que vivimos aquí somos unos privilegiados. Me llega al WhatsApp un vídeo de una de las caceroladas de la calle Núñez de Balboa en Madrid. ¡Que aglomeración! Coches, pitidos, gritos, empujones, en fin, de todo. No me meto con las protestas, todos tenemos derecho a protestar, pero confieso que no me gustan las formas. ¡Un poco de civismo y civilización, por favor!
¡Y yo caminando entre naranjos disfrutando de la naturaleza! Lo pienso y lo vuelvo a pensar. Somos unos privilegiados. No puedo dejar pasar la ocasión así que agarro mi móvil y mando mi vídeo de respuesta en el que me hubiera gustado poder incluir el olor a campo y mar.
Siempre lo he estado, pero ahora más que nunca; en los pueblos o ciudades pequeñas se vive mejor que en las grandes urbes. ¡Volvamos a poblar la España vaciada! Ahora mismo en pueblos de menos de 10.000 habitantes no hay restricciones de horarios. Sus habitantes son libres.
Y esto me lleva a una llamada de mi hija. ¿Mamá, puedo salir a pasear con mi marido y mi hijo? Claro que con las 209 medidas del gobierno sobre como y cuando hacer las cosas nos tienen la cabeza hecha un bombo.
A ver, en la fase 1 te puedes reunir con 10 personas, entre amigos y familiares, pero las restricciones de horario de deporte y paseo siguen siendo las mismas. Además, no se puede sacar a pasear a los niños en familia. Deben ir acompañados por solo un progenitor. La verdad es que no lo tenía nada claro así que respondí que lo mejor es ir a una cafetería a tomar algo y/o salir, ella con el niño y a dos metros de distancia el marido con el perro.
El resultado es que podemos ir al bar a tomar unas cañas hasta la hora de cierre. Diez personas en total ¿Libertad para la diversión, pero no para la vida sana y en familia? Un lío. Estas normas no se acercan lo más mínimo a lo que es el sentido común.
Hoy he terminado con la terraza y mis plantas. Estaban todas muertas, matadas por algún bicho que seguro que es el coronavirus de las plantas. Podía haber fumigado y podado, pero yo para esas cosas soy más radical. Tiro las viejas y pongo plantas nuevas. Total, son todas, o casi todas, geranios y además así he aprovechado para cambiar de colorido. ¿No dicen que para el gusto están los colores? Pues eso. Cambio de color y cambio de gusto.
Y este 18 de mayo se celebra en todo el mundo desde 1977 el Día Internacional de los Museos para difundir la idea de que "los museos son un importante instrumento para el intercambio cultural y el enriquecimiento de las culturas". Se trata además de fomentar el conocimiento entre los pueblos y promover así la paz.
Creo que la cultura es la base de la sabiduría y en cuanto más sepamos de otros pueblos, más tolerantes y comprensivos seremos. Dicen que el odio y la xenofobia se mata viajando y pienso que es verdad.
Si no podemos viajar, como es el caso en estos momentos, pero queremos conocer y aprender, pues vamos a un museo. Los hay de todo tipo porque la cultura no es solo arte, música y literatura. La cultura es el pueblo y todo lo que se hace y como se vive. Sus costumbres, su gastronomía, hábitos, forma de vestir, en fin, casi todo lo que atañe al ser humano. Y todo eso está en los Museos.
Lo escribo con mayúscula porque para mí los museos, del tipo que sean, son templos. Y aquí, en esta comunidad, tenemos algunos muy, pero que muy, buenos. Tengo que ahondar en el tema, pero será otro día.
Higo chumbo, lo probé. Bueno, pero no para echar cohetes.
Mañana avanza la semana hacia el Martes. ¿Qué nos aportará ese día? A saber.
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