DIA SETENTA Y SEIS – VIERNES 29 DE MAYO
SI BALENCIAGA LEVANTARA LA CABEZA
Definitivamente esto no puede ser. No se puede salir a la calle con estas pintas. No, No y No. La humanidad lleva cientos de años trabajando en el estilismo que ha ido evolucionando. no solo para mejorar la estética de las personas sino también su comodidad. Y en ese sentido España ha sido desde hace muchos siglos un gran referente. A mediados del XVI, cuando nuestro país era el gran imperio envidiado por el resto del mundo, nuestra moda comenzó a tener una gran influencia internacional. Impusimos muchas cosas en el vestir del resto de las naciones como el dominante color negro, los jubones y calzas, el corsé femenino, el verdugado que daba volumen a las faldas o las gorgueras. Desde luego no era una moda cómoda, pero tenía un fin y un prestigio.
¿Y ahora? Ahora salimos con unas pintas que ¡para que! ¡Si Balenciaga levantara la cabeza! Se tiraría de los pelos y nos mandaría con nuestra indumentaria a las profundidades de nuestros armarios donde la ropa no tiene ni color ni nombre. ¡Él que compitió con los grandes de su época! Con otros como Dior, que a lo mejor alcanzaron más nombre internacional, pero creo que no con el mismo talento. El propio Dior decía que "nosotros los modistos hacemos con las telas lo que podemos, Balenciaga, él hace lo que quiere". Porque este hombre, nacido en Guetaria en 1895 y fallecido en Jávea a los 77 años; este hombre que aprendió por intuición, trabajando duro, dominó como nadie todas las telas y texturas de nuestro vestir, utilizando su estructura natural sin tener que hacer cortes o pliegues innecesarios para que la caída fuera perfecta. Creo que él comprendió que las telas son algo que está vivo, que tienen vida propia y que solo hay que entenderlas para poder manejarlas a su antojo.
Balenciaga tiene su museo en Guetaria y lo recomiendo de corazón. Es uno de esos lugares donde la moda y la alta costura adquiere significado. Todos los trajes que hay en el museo, sin excepción, son de extrema actualidad a pesar de los años transcurridos. Así es la alta costura.
Entonces Balenciaga me ve salir con estas pintas y seguro que me manda a las tinieblas de la moda. Y miedo me daría pelearme de nuevo, como ya lo hice en mi adolescencia, con la minifalda, el minipull, los hotpants o los pantalones acampanados que parecían simular las campanas de la Iglesia Mayor de mi pueblo. Ya tuve que pelearme con mi madre para salir a la moda como para ahora tener que pelearme con Balenciaga por culpa del Covid-19. Claro que entonces no entendí porque a mamá no le gustaba la minifalda, pero si entiendo porque a Balenciaga no le gustaría nuestras pintas de ahora. Creo que si le dejamos diez minutos convertiría la mascarilla en un accesorio delicado y elegante y de la más absoluta necesidad.
En fin, que salgo con estas pintas para el mercado, mercadillo, super y demás recados de los viernes.
El espectáculo es todo un placer: ese pescado tan fresco y exquisito, toda esa fruta de temporada que obra maravillas en nuestro paladar. Bueno, a lo mejor "las pintas" que llevo merecen la pena porque he disfrutado en mi excursión gastronómica de los viernes.
Por la tarde un paseo por el pueblo. Esto, insisto, es un auténtico lujo.
Mañana sábado ya veremos lo que se me ocurre porque creo que se me han quedado en el tintero varios comentarios que merecen una atención especial.
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