EL DIA DE LA MAS GRANDE
El Ministerio de Sanidad en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III ha llevado a cabo en España un estudio para analizar la seroprevalencia y confirmar así si existe o no inmunidad de grupo en España. El resultado de este estudio anunciado a bombo y platillo ha puesto de manifiesto que las cifras son todavía muy bajas por lo que estamos muy lejos, pero que muy lejos, de conseguir la inmunidad de rebaño necesaria para estar tranquilos ante el Covid 19.
Muy loable que se hagan este tipo de estudios, pero he aquí mi estupor cuando escucho que hablan sobre el tema en una de las televisiones extranjeras que tengo en “mi caja tonta”. La entrevistada en cuestión, experta en la materia en su país, dice que el estudio hecho en España es como si, en fin, que de fiable nada. Que hay otros métodos más eficaces para este tipo de estudios y con un porcentaje de fiabilidad infinitamente mayor. Total, tiempo y dinero tirado a la basura. Vaya desastre.
Y todo esto con un nuevo lunes a las puertas con la posibilidad para muchas provincias de avanzar en la desescalada. Pero claro, si tenemos un comité de doce hombres y mujeres sabia/os, cuyos nombres permanecen en el más absoluto de los secretos, pues no adelantamos nada. Porque esto, más que un plan para que España vuelva a la normalidad, parece un castigo por odios y rencillas de carácter ideológico y probablemente también personal.
A todos los partidos se les llena la boca con las palabras “transparencia política” pero los votantes siguen sin saber su significado ya que siempre ha brillado por su ausencia. Y en este caso lo veo especialmente grave ya que la libertad de muchos millones de españoles depende de la opinión de los integrantes del comité secreto. ¡A lo mejor es tan secreto que es inexistente!
Nuestro ministro filósofo ha destacado el comportamiento ejemplar de la ciudadanía española. ¡Qué pena que no podamos decir lo mismo de nuestros políticos! La Unión Europea está estudiando la situación en Hungría donde el gobierno se ha hecho con un poder todopoderoso "sine die". Es solo un apunte y que cada uno saque sus propias conclusiones.
No quiero dejar pasar este día sin recordar a la más grande porque, hoy hace 25 años, se murió la grande de las grandes. Ya quisieran los famosos de ahora, los políticos o cualquiera de los que se piensan que son algo, digo, que ya quisieran tan siquiera alcanzar la suela de sus zapatos. Nadie será como ella. La más grande. La Faraona.
Dedico estas palabras a Lola Flores mujer adelantada en su tiempo en muchos sentidos, pero sobre todo en su forma de hacer y de vivir las cosas. Hablaba con libertad de temas que en aquellos años eran tabú, como las relaciones fuera del matrimonio, la violencia de género o la prostitución.
Lola Flores llevó el nombre de España por el planeta en un momento en el que nuestro país a duras penas contaba con su propio lugar en el mapamundi. Fue en 1952 cuando el New York Times la sentenció como la artista, que "ni canta ni baila, pero no se la pierdan".
No soy quién para juzgar su baile, su cante o sus interpretaciones en el más de medio centenar de películas que rodó, pero si soy alguien para asegurar que su arte ha dejado una profunda huella en la cultura española. Muchos hemos crecido con su cara y su voz asomándose por la pequeña pantalla en los programas musicales de aquellos años. Corrían los sesenta y setenta ylos "modernos" de entonces renegaban de esta gran artista porque no era políticamente correcto admirar a una "folclórica de pandereta". Eso decían entonces. Ahora, cuando esos "modernos" ya son mayores descubren que si es políticamente correcto admirar a una mujer que no solo fue artista sino también una luchadora por la igualdad y por la vida.
Escribo esto mientras escucho en la televisión el sonido de canciones de Eurovisión, la plataforma musical europea que hoy tenía que haber celebrado su edición número 65 en Rotterdam. ¡Hay que ver cómo cambian los tiempos!
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