DIA CINCUENTA – DOMINGO 3 DE MAYO
DIA DE LA MADRE
Hoy termina el primer fin de semana con recreo. Supongo que todos hemos disfrutado de nuestro pequeño momento de libertad, aunque he de decir que había más gente de lo que me esperaba. Todos hemos salido en avalancha para no perdernos ni un solo segundo del permitido ejercicio al aire libre lo que se ha traducido en un paseo marítimo abarrotado como el metro en hora punta.
¿Y la mascarilla para qué? Yo la tengo de quita y pon porque me agobia mucho, aunque intento ser disciplinada. Claro que si todo el mundo la usáramos correctamente evitaríamos contagios. Tengo entendido que sirven precisamente para eso, para que uno no contagie a los demás lo que significa que si todos nos la ponemos creamos una barrera y nos cargamos el virus en menos que canta un gallo. Aunque según los expertos para crear un efecto rebote es necesario que el 70 por ciento de la población esté inmunizada. Así el virus morirá porque porque no tendrá un "hogar" donde campar a sus anchas.
En fin, son las teorías que he escuchado en la televisión. ¿Verdad o mentira? Eso se me escapa. Lo que desde luego no se me ha escapado ha sido una de las noticias más divertidas de los últimos días.
El día 30 de abril se celebra en algunos países europeos Walpurgis, que en los del norte tiene especial repercusión entre la juventud y los universitarios. En Uppsala, que es donde se encuentra la universidad más antigua de Suecia, hay reuniones en los parques y los estudiantes cantan y festejan toda la noche. Lo mismo ocurre en otras ciudades, como Lund, en el sur, que es probablemente la ciudad universitaria por excelencia del país por lo que en una noche como la de Walpurgis, llegan jóvenes universitarios de todos los rincones e incluso de algunas naciones vecinas.
Pero este año debido a la pandemia, las autoridades han querido frenar estas aglomeraciones y la verdad es que lo han hecho de una forma radical. ¿Método? Sencillo. Han rociado todos los parques con abono de caca de gallina dejando así un olor apestoso que se ha notado desde bien lejos. Está claro que el que tiene ingenio, se las ingenia. En Suecia no hay confinamiento ni nada por el estilo por lo que hay que persuadir al personal para mantener la distancia social de otra manera.
Comienza mañana una nueva semana en la que podremos salir un rato todos los días e incluso ir a la peluquería. Es curioso como un gesto tan común se ha convertido con la pandemia en todo un reto. Creo que conseguir hora en los próximos treinta días es prácticamente imposible ya que la cita con el peluquero se parece a la del especialista médico, eso es, hay lista de espera.
Personalmente veré con mucho agrado como van abriendo de nuevo algunos comercios porque eso significa que vamos camino a una relativa normalidad. Es imprescindible reactivar la economía y el esfuerzo que van a tener que hacer las pequeñas y medianas empresas es monumental. Yo de momento no necesito peluquería, pero si quiero volver al gimnasio así que pediré cita previa con mi personal trainer. ¡Mola mucho como suena!
Bueno, y hoy es el día de las mamás. Por eso he llenado la jornada con flores. Nos las merecemos.
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