DE ESE LUGAR A FONTENOY – A COBRAR, A COBRAR
Desde luego que “ese
lugar” ha sido una de las mejores experiencias de este viaje.
Sencillamente maravilloso. Pero el camino hay que seguirlo así que a las nueve de la mañana como todos los días arrancando motores. Y definitivamente ya hemos entablado amistad con los holandeses.
Nuestra siguiente parada será Fontenoy-le-Chateau donde nos abandonarán Lilian y Bas que tienen que regresar a Holanda para luego continuar viaje a Grecia que es donde residen durante varios meses al año. Hasta Corre nos queda todavía un buen puñado de esclusas, pero ahora son todas cuesta abajo y poco a poco le vamos cogiendo el truco. Además en Fontenoy nos espera una marina con todas las comodidades, esperamos que lavadora incluida. Pero ¡que decepción! La Marina en cuestión no es otra cosa que un muelle con luz y agua y duchas a dos euros.
A la hora de nuestra llegada no había nadie en capitanería, como de costumbre, así que a esperar y a tomar aperitivo con nuestros amigos.
Fontenoy es un pueblo
bonito que antaño vivió de sus bordados. Ahora mismo queda un museo dedicado a
ello y cuenta la historia que hace unos 150 años ahí había decenas de talleres
de bordado. La iglesia es muy bonita y hay algunos edificios que recuerdan el
esplendor de tiempos pasados. Hoy en día todo eso queda en el recuerdo y una
vez más hemos llegado a un lugar sin tiendas ni restaurantes ni nada de nada. Y
nuestra idea era cenar todos juntos en el único sitio que por supuesto estaba
cerrado, ya que una vez más era festivo.
Menos mal que nuestros amigos se las apañan y
buscaron otro restaurante a cinco kilómetros en el que cenaríamos todos juntos.
Rico, rico. Y como nadie tenía coche nos vendrían a recoger, la propia dueña
del restaurante.
A la espera de nuestro
chófer nos arreglamos. Rafa se duchó de gorra, sin pagar, pero cuando la tocó a
Alfonso, la niña de capitanería salió disparada detrás de él gritando ¡deux
euro!¡la douche deux euro! También quería cobrarnos dos euros por llenar el
barco de agua pero que espere sentada. De eso nada de nada estaba incluido en
el precio. Menudo morro que tienen algunos.
El caso es que nos
recogieron para la cena, dos holandeses estupendos, amigos de la dueña del
restaurante. Y cenamos divinamente en compañía estupenda y además en un lugar
de lo más agradable. Y mañana será otro día.
Una ducha es una ducha. Hay que ser avispado como Rafa. Deux euros.¿Sería agua limpia,no?
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