RAFA CON ZAPATOS
NUEVOS – DE CHARMES A TAHON-LES-VOSGES
Sobra decir que salimos escopetados de Charmes con dirección
a Tahon-les-Vosges donde según la guía fluvial había un muelle con luz y agua.
Era importante ya que luego, durante al menos dos días no tendríamos acceso a
estos “lujos”. Además queríamos lavar nuestra ropa y solucionar algunos otros
problemas. A Rafa se le había roto la suela del zapato y era importante poder
arreglarlo. Pocos kilómetros con esclusas muy seguidas pero el trayecto
transcurrió sin importantes novedades salvo que de nuevo estaba el filtro
atascado y era importante tener agua para poder limpiarlo en condiciones.
¡Pero menuda sorpresa! El muelle de Tahón-les-Vosges no tenía nada de nada, a duras penas era un muelle ya que estaba en parte roto y además el calado era escaso.
Está situado en el centro del pueblo, en un pequeño parque destinado a auto caravanas y donde también había un club de petanca. Y ese club fue nuestra salvación ya que nos dejaron manguera y agua para limpiar el filtro. Buena gente la hay en todos los lugares. Además para aquellas personas mayores, el poder echarnos una mano, era el acontecimiento del día.
¡Pero menuda sorpresa! El muelle de Tahón-les-Vosges no tenía nada de nada, a duras penas era un muelle ya que estaba en parte roto y además el calado era escaso.
Está situado en el centro del pueblo, en un pequeño parque destinado a auto caravanas y donde también había un club de petanca. Y ese club fue nuestra salvación ya que nos dejaron manguera y agua para limpiar el filtro. Buena gente la hay en todos los lugares. Además para aquellas personas mayores, el poder echarnos una mano, era el acontecimiento del día.
Una vez solucionado ese
problema tocaba dar una vuelta por el pueblo en busca de internet. Y no solo
encontramos wifi sino también un lugar donde Alfonso se compró un cinturón para
mantener los pantalones en su sitio, sino también un zapatero que por cero
euros arreglo los zapatos de Rafa. Bar Le Club es el nombre del sitio donde
encontramos internet para poder conectarnos de nuevo con el mundo tras varios días
abandonados en la más absoluta ignorancia. Es un sitio muy chulo, lleno de
muebles viejos, decoración un poco vintage y una dueña encantadora. Chica joven
y guapa, de padre español y que además se defendía un poco en nuestra lengua.
Cuando regresamos del
bar nos encontramos a Alfonso haciendo “amistades peligrosas” sentado con las
dos parejas holandesas bebiendo vino. Estaba claro que a partir de ese momento
serían nuestros compañeros de viaje así que nos unimos a la “fiesta”.
Finalmente aquel muelle no resultó ser cosa tan mala. Faltaba desde luego
electricidad y agua pero la limpieza del filtro había quedado solucionada y
Tahon-les-Vosges es un pueblo de lo más agradable, aunque eso sí, era viernes
por la noche y aun así todo cerraba hacia las seis de la tarde, todo, menos el
Bar Le Club, altamente recomendable.
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