jueves, 10 de septiembre de 2015

TURISMO - SI LAS PIEDRAS HABLARAN

SI LAS PIEDRAS HABLARAN


   Si las piedras hablaran nos contarían la historia de un gigante que al sentir el último aliento de su amada se puso tan furioso que salió corriendo a la cumbre de Puig Campana propinándole un puntapié a la montaña, rompiéndo  un gran trozo que fue a parar al mar, justo en frente de Benidorm. Eso es lo que nos contarían las piedras,  en el caso de que hablaran. 


   También nos contarían otras muchas cosas sobre este entorno que no solo pertenece a los turistas de sol y playa sino que también pertenece a un  legado natural que desde hace algunos años ha pasado a formar parte de los espacios protegidos de nuestro país. Nos contarían, por ejemplo,  que algún empresario avispado, apoyado por un grupo de políticos, pretendía a comienzos del nuevo milenio, construir en la Bahía de Altea, a lo largo de la playa del Albir, un gran puerto turístico destinado a los transatlánticos y poblar gran parte de la Sierra Gelada de urbanizaciones "por el bien del desarrollo económico de la zona". 
 
Eso hubiera supuesto la muerte de todas las piedras y afortunadamente así lo entendieron los habitantes, tanto de Altea como de Albir (la playa de Alfaz del Pi) que en una protesta sin precedentes pararon el proyecto poniendo fin al sueño millonario del constructor y ofreciendo un respiro a las piedras que a lo largo de millones de años han participado en formar y crear la historia de este espacio natural que desde el 2005 es Parque Natural.
   La Sierra Gelada se encuentra en el litoral alicantino entre los municipios de Benidorm, Alfaz del Pi y Altea y está formada  por grandes formaciones rocosas de hasta más de 400 metros de altitud.

El parque, cuyo nombre se debe a un microclima más frío y al efecto óptico que produce la piedra caliza al reflejarse la luz en ella en las noches de luna, protege la totalidad de la sierra y tres emblemáticos islotes: el Illot de la Mitjana, el Illot de Benidorm y los Illots de l'Olla y la Galera.
Alberga reductos de vegetación de un valor excepcional; en una de sus laderas abunda el bosque mediterráneo y en la ladera que da al mar, especies capaces de soportar suelos salinos y los efectos abrasivos del viento, entre los que destaca la duna fósil colgada. También es de gran importancia la flora y fauna marina destacando la presencia de delfines y la gran pradera de posidónia.
   Al encontrarse entre varios municipios con gran afluencia de turistas  este Parque Natural es muy popular y recibe la visita de más de 200.000 personas todos los años.
Y estoy segura de que las piedras de esta Sierra nos podrían contar como ha sido cada una de las pisadas de los visitantes y como éstos han conseguido salvar su existencia ante la especulación urbanística. 


   La Sierra ofrece varias rutas incluyendo la posibilidad de ir andando, sobre la cima, desde el Albir hasta Benidorm. Algunas de estas rutas requieren cierta destreza ya que no están exentas de dificultad. Por ello, la más popular es la que lleva desde la entrada al Parque por el Albir, al Faro, cinco kilómetros en total, ida y vuelta, por un camino agradable y cómodo.


A lo largo del recorrido hay varios carteles explicativos de que como era y que es lo que se hacía en la zona siglos atrás. Lo más llamativo sin duda es la presencia de piratas que aprovechaban las innumerables calas para esconder sus barcos y también sus botines aunque también hay vestigios de una mina de ocre que hasta comienzos del siglo XX resultaba ser un negocio lucrativo.