jueves, 20 de noviembre de 2014

FAKE NEW - SINFONIA DEL UNIVERSO


FAKE NEWS - SINFONÍA DEL UNIVERSO 

Ahora cuando Rosetta ha llegado a su destino y ha mostrado a todo el universo como la sonda Philae se ha posado sobre el cometa 67P me viene a la memoria otra historia fantástica relacionada con los misterios de la existencia. Rosetta investiga el origen de todo lo que nos rodea y que no sabemos muy bien de donde viene. Tampoco sabemos si todo lo que nos rodea es solo nuestro o lo compartimos con otros seres inteligente. Esa fue la reflexión que se hicieron hace algunos años un grupo de científicos de la NASA, la Agencia Espacial de Estados Unidos, que Por Un Puñado Dólares, bueno de millones de dólares, se puso a buscar vida en algún lugar de la nada. Una idea calificada entonces de extravagante por muchos, incluyendo algunos congresistas estadounidenses que aseguraron que tras unos años de búsqueda infructuosa, Estados Unidos sería calificada como la nación más necia de todo el planeta. 
 
 El caso es que no hemos llegado a tal extremo y los científicos son muy tozudos, la esperanza es lo último que se pierde, y siguen metidos en el programa enviando sonidos constantes al universo con la esperanza de recibir algún día la respuesta: "Hola, aquí la casa de E.T. ¿quién habla?"
   La idea es confirmar la existencia de vida inteligente en otros planetas, algo que todavía parece estar a años luz. Pero los científicos, tozudos ellos, aseguran que desde hace décadas se reciben señales del exterior aunque no saben quien los envía. El caso es que los extraterrestres parecen un invento de los americanos, sobre todo después de que el señor Spielberg creara la figura de E.T que con su largo y luminoso dedo señalaba al cielo repitiendo dos palabras muy de nuestra tierra: "mi casa". 
   
Lo que no sabemos es si esa casa es la misma que buscan los fieles o si solo se trata del hogar de un ser de otro planeta. El caso es que la Santa Sede, a través del Observatorio del Vaticano, prometió todo tipo de ayuda a los chicos de la NASA. Buscar a E.T. parece Misión Imposible, pero si la suerte está con los científicos conviene estar en primera línea. 
   
Eso fue probablemente lo que pensaron los señores del Vaticano que aunque no dan a basto con su trabajo aquí en la tierra quieren "estar al loro" por si surgen "nuevos feligreses en potencia". Porque ¿quién sabe?, a lo mejor algún día La Mision de la Santa Sede se dirige a la galaxia "Y" para evangelizar a los habitantes del planeta "X". Es una hipótesis poco probable para los "científicos" del Vaticano, pero como la esperanza nunca se pierde..... Y de pronto encuentran las líneas desocupadas y al mismísimo E.T. en casa. 

TURISMO - SAINT CIRQ LAPOPIE

SAINT CIRQ LAPOPIE

    "Saint Cirq Lapopie me ha echado el único sortilegio que existe: el que se queda para siempre. He dejado de imaginarme en cualquier otro lugar"
   
Son palabras pronunciadas por André Breton que definen el amor que el fundador del surrealismo sintió por este pequeño pueblo ubicado en pleno corazón del Parque Natural des Causses du Quercy, en el valle del Lot. Una localidad medieval que poco tiene de surrealista pero que a Bretón se le apareció "como una rosa en la noche".
    La relación entre André Breton y Saint Cirq Lapopie comenzó el 26 de junio de 1950, en plena guerra fría.
Unos años antes y como respuesta a los peligrosos brotes nacionalistas de la época había surgido un movimiento pacifista que se hacía llamar Ciudadanos del Mundo del que Breton era simpatizante. Este movimiento tuvo una especial respuesta en la ciudad de Cahors, cuyos mandatarios no dudaron en proclamar la localidad como Cahors Mundi. El entusiasmo se extendió rápidamente a otras localidades del Valle del Lot y se decidió crear una carretera sin fronteras, una "carretera mundial", a lo largo del río. Llegaron personalidades de muchos países, entre ellos Orson Welles, y los coches salieron cargados de personas en un ambiente lleno de júbilo recorriendo el camino de pueblo a pueblo hasta llegar a Saint Cirq Lapopie.
    
La "carretera mundial" recorre los 30 kilómetros que separan Cahors de Saint Cirq Lapopie que aparece justo detrás de una curva sobre su acantilado de casi 100 metros. La primera impresión visual es  impactante y no es de extrañar el flechazo de Bretón por esta pequeña aldea perdida en el medio de la nada. Así, desde ese año y hasta su muerte en 1966, el célebre escritor visitaba todos los veranos el pueblo junto con su mujer Elisa. El decía que volvía "a posarse en el corazón de esta flor" y para ello había comprado el antiguo albergue de los marineros donde recibía a sus amigos como Péret, Man Ray y Gracq, entre otros artistas.
    
Hoy en día St. Cirq Lapopie está clasificado como uno de los pueblos más bellos de Francia ubicado en el igualmente impresionante valle del Lot, uno de los ríos navegables del país que propone entre acantilados y viñedos más de 75 km de recorrido que va desde Larnagol a Luzech. Y los viñedos fueron precisamente los que antaño dieron trabajo a los habitantes de St. Cirq que muy pronto se hizo famoso por sus torneros que fabricaban con toda precisión los grifos para los toneles de vino. Practicamente todas las familias seguían esta tradición que lamentablemente se ha ido perdiendo con el tiempo. En la actualidad solo queda en el pueblo un tornero, Patrick Vinel, cuya familia ha trabajado en el oficio desde hace cinco generaciones.
     Una de las características más destacadas de este pueblo medieval que alberga nada más y nada menos que 13 monumentos históricos es la construcción de sus edificios.
Todas las casas de esta pequeña villa están construidas con tres materiales. Los tejados están cubiertos con tejas del Lot, hechas con arcilla local de un color rojizo intenso mientras que los muros son de la piedra calcárea de color marfil de los alrededores. El tercer material lo vemos en las puertas y ventanas que son de madera de roble de las mesetas del Lot. Una construcción que sigue intacta desde la Edad Media y que sin duda alguna dan a este bellísimo lugar una aire muy especial.
     Saint Cirq Lapopie tenía antiguamente tres puertas de las cuales actualmente podemos contemplar dos.
En el camino de subida al acantilado desde el cual cuelga la pequeña villa nos encontramos con la Puerta de Pélissaria, que es en realidad la segunda puerta de la ciudad y que es en la actualidad la mejor conservada. Siguiendo por el mismo camino y ya entrado al centro de la localidad nos encontramos con la Puerta de la Peyrolerie, el vestigio de un portón antiguamente protegido por una verga móvil.
     Entre los edificios más destacados está el castillo, que se encuentra muy cerca de la iglesia. En realidad se trata de unas ruinas del siglo XIII atribuidas a la familia de los Cardaillac y que fue desmantelado en el año 1487 por orden de Charles VIII.
Muy cerca del castillo se encuentra la iglesia gótica de Saint Cirq, edificada a partir de 1522. El laberíntico entramado de calles alberga un buen número de pequeños palacetes que casas medievales que conservan a la perfección su estilo original. Muchos de estos edificios son en la actualidad lujosas residencias veraniegas mientras que otros se han convertido en museos, como es el caso de El Albergue de los Barqueros, residencia veraniega de André Bretón, y la Maison Rignault.
Lo mismo ocurre con la Mansión Daura, del artista catalán Pierre Daura, que residió durante muchos años junto con su mujer y su hija en este palacete hoy convertido en una residencia internacional de estudiantes de artes. Todo un lujo para esta pequeña villa y para los estudiantes que a buen seguro se dejarán inspirar por la belleza de este lugar.