jueves, 30 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA Y SEIS

DIA CUARENTA Y SEIS – MIERCOLES 29 DE ABRIL 

COMIENZA LA CUENTA ATRÁS 

 

 

      ¡Hay que ver como pasa el tiempo! Parece que el encierro empezó anteayer pero no, han pasado ya cuarenta y seis días. Así, como el que no quiere la cosa.

      Ya tenemos la famosa desescalada encima. Una palabra que no encuentro en el diccionario de la RAE. Lo más parecido es desescamar que según entiendo no guarda ninguna relación con desescalar. Y me pregunto ¿a quién se le habrá ocurrido esa palabra? Se supone que guarda relación con escalar, que significa, entre otras cosas, trepar o subir por una pendiente. Y me vuelvo a preguntar ¿hemos subido por alguna montaña? A no ser que se refiera a que todos los días subimos andando por las escaleras en vez de coger el ascensor, pues no me lo explico. Claro que, para subir, primero hemos tenido que bajar, lo que significa que ya hemos desescalado.

      Lo curioso es que tampoco encuentro la palabra desconfinar, porque si nos han confinado ahora como van a hacer para reponer la situación. Desconfinar. Lo más parecido es desconfiar y ahí sí puedo ver cierta relación porque desconfío de la desescalada. ¿La razón? Es muy sencillo ¡No la han explicado! O no lo han sabido explicar. O yo no la he entendido. 

      Decía el chiste de ayer, ese que me hizo reír hasta llorar, que hay varias fases y que tenemos que pasar por todas. Bueno, algunos se los pueden saltar porque son más despabilados, otros se lo saltan para ahorrar dinero mientras que los que son del mismo Bilbao, dan el brinco sencillamente porque son de ahí.

      Si alguien me puede explicar el programa de "desescalada", por favor, ruego que lo haga. Lo agradezco profundamente porque así salgo de dudas de cuándo y cómo volveremos a ser libres.

      El antónimo de confinar es liberar, pero claro, a ningún político le gusta usar esa palabra porque conlleva el hecho de que antes hemos estado cautivos.

      En cualquier caso, no se todavía si puedo o no puedo salir el sábado, pero el caso es que lo haré de todas formas. Si la policía me dice algo les pediré que me expliquen el "programa de desescalada". 

      ¡Y ya me está entrando el nervio! Pasear significa desplazarse, moverse de un lugar a otro y llevamos cuarenta y seis días encerrados. Yo quiero ir a la izquierda para ver un poco de gente, pero a lo mejor el paseo ya no está. ¿Y si lo han cambiado de sitio? Porque los que mandan siempre aprovechan los momentos místicos para hacer de las suyas. Les gusta jugar al despiste para desconcertarnos. Así de pronto da un poco de susto pensar que las cosas no son como eran porque eso es lo que se está diciendo constantemente.  

     A partir del coronavirus todo va a cambiar. ¡Pues yo quiero mi paseo donde estaba! ¡Quiero la playa de canto rodado y no de arena! ¡Quiero las palmeras moviéndose al ritmo del viento! ¡Y también quiero que el Mediterráneo siga ahí! A ver si a algún "listillo" le ha dado por cambiarlo de sitio y acercarlo más a su casa o algo así.

      Todos estos pensamientos me confirman cada vez más que el sábado tengo que salir, ya no a pasear, sino a controlar que las cosas siguen en su sitio, ¡Porque hay mucho aprovechado que anda suelto! Tal que me arreglo, me cojo mi metro, mi marido y a hacer ese kilómetro que nos tienen prometido. Me tragaré el miedo al desplazamiento e iré rumbo a lo desconocido. Como Colón cuando fue en busca de Las Indias y se topó con América. ¿Y si me pasa lo mismo? ¡Salgo en busca de mi Paseo Marítimo y me encuentro con la Gran Vía de Madrid! ¡Que angustia!

      Pero no voy a adelantar acontecimientos. El sábado tendré la respuesta. De momento llega el jueves.

      Mientras tanto me pregunto ¿me quedan mejor los geranios o las orquídeas?

 

 

miércoles, 29 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA Y CINCO

DIA CUARENTA Y CINCO – MARTES 28 DE ABRIL 

LIBERTAD A LA VISTA  

 

 

      Llevo dos días limpiando y voy a buen ritmo. Más me vale porque el sábado nos "sueltan" al menos durante un rato para dar un paseo. Me imagino que será como en la cárcel cuando toca patio. Así que el sábado los mayores tenemos patio y no voy a ser la única en no salir. ¡Dios me libre! Seré de las primeras y será todo un reto para mi persona.

      A ver, tendré que pensar que me pongo. Los del tiempo dicen además que hará bueno así que me tengo que organizar bien. Un buen peinado, crema protección cincuenta y tal vez un pantalón largo de entretiempo con una blusa a juego. Algo para conjuntar con la mascarilla, aunque la verdad esa no pega con nada.  Tampoco quiero ir demasiado elegante porque no voy a ninguna fiesta, pero después de tanto tiempo "sin arreglar" hay que ponerse de nuevo las pilas.

      Creo que a la mayoría ya se nos ha olvidado lo que es salir y sobre todo lo que es arreglarse para ir a la calle. ¡Que sofoco me va a dar! Voy a tener que mentalizarme durante los próximos días para poder afrontar la salida con tranquilidad. También revisaré mi armario para elegir el vestuario ¡Que Nervios!

      Y ahora la pregunta del millón ¿a dónde vamos? ¿Podremos alejarnos un kilómetro o tal vez más? ¿Y eso como lo medimos?

      ¡Bombilla! ¡Se me acaba de encender la bombilla! Me llevo un metro, de esos que utilizan los carpinteros, que son metálicos y vienen enrollados en una pequeña bobina. Tengo varios, aunque los tengo que buscar, pero seguro que están a mano. Calculo que miden unos tres metros así que será perfecto porque la distancia a guardar entre dos personas es de dos metros por lo que tres será mejor. Definitivamente me voy a la calle con mi marido, el coge una punta del metro y yo la otra, nos distanciamos esos tres metros y luego nos vamos pasando el uno al otro hasta completar el kilómetro.  ¡Excelente! ¡Ha sido una idea brillante!

      Pero vuelvo a la pregunta de antes ¿a dónde vamos? Decía mi marido que podemos ir a tomar una caña, pero los bares están cerrados. Saliendo de casa tenemos la opción de ir hacia la izquierda o hacia la derecha, recto es imposible porque nos damos de bruces con el mar.

      Si vamos a la derecha disfrutaremos del suave oleaje rompiendo en la orilla. Será un paseo tranquilo, aunque puede llegar a ser concurrido porque la "ruta del colesterol" es estrecha y muy popular. Seguro que más de uno sale a correr para recuperar el tiempo perdido. Pero lo peor de esta ruta no son los del "footing" sino los mayores montados en sus carricoches eléctricos, con el perrito en la cesta  y que van por el paseo como si fuera su carril privado. Claro que ante la amenaza del Covid 19, son o serán, muchos los extranjeros jubilados que habrán decidido regresar a su país de origen para pasar ahí el confinamiento con lo que tal vez no esté tan lleno.

      Si vamos a la izquierda tenderemos un paseo más urbano, pero también con playa. Es mucho más ancho, por lo que no habrá aglomeraciones, pero claro, ahí estarán todos los papás y las mamas con los niños, las pelotas, las bicicletas, los patinetes y todo el descontrol que eso conlleva. No me importa porque pobretos, lo que han sufrido estas semanas metidos en casa, pero con ellos también me sentiré invadida y dificultará mucho mi método de medición de distancia.

      ¡A ver si lo mejor va a ser quedarse en casa! Sobre todo, después de leer el programa de desescalada presentado por nuestro presidente. Un programa que ha suscitado cientos de chistes y memes en las redes sociales. Nos reímos con Trump, el Iluminado, que dice barbaridades peligrosas, pero es que los nuestros no tienen desperdicio. Menos mal que todavía nos queda el sentido del humor.

      La desescalada comenzará el próximo 4 de mayo y tendrá cuatro fases, del 0 al 3, cada una de ellas con sus limitaciones de movimiento, pero también incompatibles entre sí. Me explico recordando uno de los memes: “Si mi provincia está en fase 3 y quiero ir a otra que está en fase 3 pero tengo que pasar por una que está en fase 1 tengo que dar un rodeo por otra que esté en fase 3 y luego coger 1 avión y 5 trenes”. Así están las cosas, pero pronto lo tendremos más claro: “¿Y sabes cómo llaman pedir unas patatas bravas con una cerveza? - ¿Cómo lo llaman? -Fase 1.”

      Mañana miércoles, todo el día. Os iré contando.

martes, 28 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA Y CUATRO

DIA CUARENTA Y CUATRO – LUNES 27 DE ABRIL 

LIMPIEZA GENERAL

 

 

      ¡Hoy he dado el pistoletazo de salida! Limpieza general de toda la casa, empezando por una esquina para terminar en la otra. Cortinas, colchas, alfombrillas; todo a la lavadora. Luego mover muebles, limpiarlos, vaciarlos, lo mismo con los armarios. Todo tiene que quedar impecable para dentro de unos diez días. Calculo que es lo que tardaré en darle la vuelta a todas las cosas, seleccionar lo que vale, tirar lo que está roto o demasiado viejo, mover estanterías, en fin, todo lo que implica una limpieza general. Como las de antes.

      Mis hijos siempre me han dicho que limpio demasiado, que limpio taaaantoooo que un día se va a desintegrar la casa. Confieso que me gusta la lejía, me gusta desinfectar, pero ahora tengo también una “vaporeta” y eso facilita mucho el trabajo y no hay que utilizar productos tan corrosivos. Las ventanas y las persianas y todas las rendijas que tienen van a quedar impecables.

      Estoy convencida de que los vecinos, con los que salgo a aplaudir todas las tardes, habrán pensado que me he vuelto loca. Pero no, loca no. Maniática sí. Lo confieso. Cada vez me gusta más el orden, cada cosa en su sitio, bien colocada y no tirada de cualquiera de las maneras. Los cubiertos bien puestos, los vasos según uso y tamaño, cada plato en su sitio. La ropa la cuelgo por colores, lo que hay que doblar lo doblo de tal forma que si remuevo no se desdobla y los zapatos según la finalidad, eso es, las deportivas en un sitio, las de paseo en otro y así sucesivamente. Los libros por orden alfabético, lo cual no es muy práctico, pero así, cuando busco un libro tengo un pretexto para revisar la librería. Las fotos que ahora estoy revisando y escaneando las coloco en carpetas por año y meses. Todo en armonía.

      Eso es lo que hacen los años porque yo no era así. Era ordenadamente desordenada, como una persona normal. Ahora me estoy volviendo maniática y a veces tengo que cerrar los ojos para no ver las cosas fuera de su sitio. Supongo que exagero, pero hoy con mi "kit" de limpieza me he puesto manos a la obra.

      Ayer vimos a los niños en la calle con sus padres y hoy han vuelto a salir.

      Lo que no he visto es al cisne y tampoco otros animales que al parecer se han adueñado de las calles de un buen número de ciudades del mundo en vista de que el humano ha desaparecido del asfalto. La imagen que más me ha impactado ha sido la de una pareja de leones tumbados en un “green” de un campo de golf en Sudáfrica. ¡El Rey ha vuelto a tomar posesión de sus tierras!

      En estos días del coronavirus, el mundo está lleno de curiosidades. Algo que me temo no durará mucho tiempo ya que en el momento en el que nuestros días vuelvan a la normalidad estaremos de nuevo en la calle espantando a los animales.

      Muchos son los que se preguntan qué es lo que va a cambiar con esta pandemia. ¿Cómo vamos a cambiar los seres humanos? Hay muchas esperanzas al respecto, pero personalmente soy bastante pesimista. ¡Ojalá me equivoque! Pero el ser humano es el único animal, y así lo hemos demostrado a lo largo de la historia, que comete el mismo error una vez, y otra, y otra y otra.

 

 

 

lunes, 27 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI VENTANA - DÍA CUARENTA Y TRES


CUARENTA Y TRES – DOMINGO 26 DE ABRIL 

QUE NERVIOS

 

 

      Hoy ha sido un día lleno de acontecimientos. Dar el pistoletazo de salida a los más pequeños ha sido estupendo, no solo para ellos, sino también para nosotros que de pronto hemos visto gente en la calle. No a centenares, tan siquiera a decenas, pero sí algunos padres con sus hijos que han aprovechado la hora reglamentaria para bajar a la playa, jugar al fútbol, ponerse los patines, desempolvar el patinete o engrasar de nuevo la bicicleta para practicar lo que en teoría no se olvida pero que luego en la práctica se convierte en algo lejano y extraño. Siempre he montado en bicicleta, pero durante algún tiempo la dejé aparcada y ahora no me siento tan segura como antes. Claro que los años tampoco perdonan. Aun así, me gustaría tener la misma soltura que cuando era joven.

      El caso es que los niños iban tan contentos, algunos con mascarilla y guantes, otros sin y estoy convencida de que han disfrutado de este primer reencuentro con la calle a pesar del miedo ante una situación que seguro recordarán el resto de sus vidas. Asomada a mi terraza me ha llenado de satisfacción ver a personas desconocidas y algo de movimiento en la calle, aunque algunos parece que han entendido la normativa "a su manera".

      La policía y protección civil estaban vigilantes y desde luego no dudaron en parar a dos señores que subidos en sus monopatines eléctricos se disponían a dar una vuelta por los alrededores. No soy partidaria de las multas, pero en algunos casos están más que justificadas porque las normas están para cumplirlas, nos gusten o no. Este confinamiento no gusta a nadie, pero ante la amenaza del virus es lo que hay. Lo mismo piensa mi vecina, con la que estuve hablando un buen rato y que se ha mostrado indignada por el comportamiento de unos nuevos inquilinos en el edificio que no hace más que entrar y salir. Será que viven en un mundo paralelo porque hay de todo en la viña del Señor.

      Y hablando de dioses, ayer vi la última de Chris Hemsworth, película ambientada en Bangladesh, que va de malos malísimos y de él, que es bueno, buenísimo y cuya misión es rescatar al hijo de un narcotraficante hindú que ha sido secuestrado por otro. La película, pues eso, el guion, pues vaya, la historia, en fin, pero el Chris, ¡cómo está el Chris!

      Desde luego en épocas de crisis lo que más apetece es ver "cosas guapas" e historias intrascendentes para que el cerebro no sufra un cortocircuito debido a un uso excesivo. Así que opto por eso, películas con gente guapa y aventuras que no tienen demasiado recoveco. Y claro, los malos de esta película no saben que se enfrentan a Thor, el Dios del Trueno, que además es guapo a más no poder. Creo que me iré corriendo para Valhalla a ver si le encuentro en la casa de su padre.

      También tengo tiempo para la música que siempre me ha acompañado a lo largo de mi vida.  Música de todo tipo porque si bien tengo predilección por algunos cantantes y compositores de mi juventud, no desprecio a los de ahora y adoro la música clásica, el jazz, el flamenco, en fin, todo. Pero a lo que iba. El otro día escuché la canción que Don McLean dedicó a Vincent Van Gogh y me puse a pensar que hubiera hecho Vincent en estas circunstancias. Estoy convencida de que se hubiera saltado el confinamiento a la torera, inconsciente de que lo hacía, porque su espíritu de libertad y su necesidad de examinar el mundo a su manera no contemplaba ningún encierro.

      ¿Y qué hubiera pintado Vincent en estos días? ¿Como sería su particular Covid 19? Nunca lo sabremos.

      Este domingo también he sabido que ha fallecido Per Olov Enquist, uno de los escritores suecos más destacados de las últimas décadas. Un hombre al que conocí y entrevisté. En mi pequeña biblioteca tengo libros suyos, uno de ellos firmado y dedicado. Fue escritor, dramaturgo y periodista conocido en España sobre todo por su libro “La visita del médico de Cámara" pero también por ser el guionista de "Pelle el Conquistador”, dirigida por el danés Billie August y que se llevó en su día el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa.

      Se acaba el domingo y mañana definitivamente toca dar el pistoletazo de salida.

 

 

 







domingo, 26 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA Y DOS


DIA CUARENTA Y DOS – SABADO 25 DE ABRIL 

CUARENTENA 

 

 

      Dice la Real Academia Española que la cuarentena es el "aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales". También dice que es un conjunto de 40 unidades o la edad comprendida de una persona entre los 40 y los 49 años, así como el tiempo de 40 días, meses o años...... ¿Sigo? Ya hemos pasado la cuarentena, los cuarenta días, pero claro nadie nos aseguró en su momento que se trataba de días, y ahora los responsables se pueden escudar en la RAE para prolongar este encierro durante meses o años. ¡Eso nos pasa por confiados!

      Al menos los niños verán algo de luz mañana cuando salgan a dar un paseo con sus padres. Y estoy segura de que más de uno lo necesita, no solo el niño, también los progenitores, ya que este confinamiento ha puesto de manifiesto las desigualdades en nuestra sociedad presentando un panorama de la realidad social muy diferente de lo que pensamos. Porque hay mucha, pero que muchísima gente que vive en pequeños pisos interiores, sin terraza, sin luz solar directa y sin los metros cuadrados necesarios para que cada uno de los componentes de la familia pueda disfrutar de un espacio mínimamente privado. Luego también hay viviendas que no deberían considerarse como tales por no reunir las mínimas condiciones de habitabilidad.

      Lamentablemente en este mundo que hemos construido es más importante tener que dar y la avaricia no cederá nunca ante la generosidad. Los hechos lo demuestran todos los días con la incautación de material sanitario robado por algunos con el fin de revenderlo al mejor postor o con noticias que se refieren a personas que aprovechan estos momentos de desesperación de muchos para llenar sus propios bolsillos.

      Sería bueno que este virus nos enseñara que la solidaridad que muestra la mayoría de las personas en estos momentos puede seguir existiendo, incluso sin virus, y que la España que vive hacinada puede llenar la España vaciada.  El teletrabajo nos está demostrando que hay muchas ocupaciones que se pueden hacer desde casa en un hogar que podría estar en uno de esos maravillosos pueblos españoles que se mueren porque no reciben nuevos habitantes. Con un poco de voluntad y descentralizando el sistema empresarial, apostando por internet y la fibra óptica,  seguro que se consiguen resultados óptimos para todos.

      ¿Y qué me dicen de los "millennials", que es así como llaman a los nacidos entre 1980 y 1995, mas o menos? Son los primeros que heredarán el desastre que estamos dejando y sin grandes perspectivas de futuro. Creo que habría que darles las riendas directamente y ayudarles a construir su propio mundo. Porque todos tenemos los días contados, incluso los políticos que ahora dirigen el futuro de la humanidad.

      Después de tanto pesimismo he llegado a la conclusión de que deberían prohibir los telediarios. Solo cuentan desastres y tragedias.

      Pero mi día a día no es así. Hoy ha tocado aperitivo con amigos con el mono tema del coronavirus como telón de fondo. Pero no hablamos de tragedias sino de los chistes y de las ocurrencias de la gente que circulan por las redes sociales. Nos hemos reído mucho. Luego un rico almuerzo y una película interesante para la sobremesa. ¿Qué más se puede pedir?

 

 

 

 

 

 

 






























sábado, 25 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA Y UNO

DIA CUARENTA Y UNO – VIERNES 24 DE ABRIL 

OCURRENCIAS

 

 

      Trump El Iluminado. No sé si comentar las ocurrencias del presidente estadounidense porque la verdad es que me entra la risa, por no decir la gran carcajada. ¿Cómo se puede ser tan ¿.........? Tan siquiera se me ocurre un adjetivo para calificarlo.

      ¡Inyectar desinfectante a los enfermos de Covid 19!  ¡Es que no puedo dejar de reír! ¡Y encima se lo cree! El Doctor Trump en persona. Bueno, le voy a echar un capote para que luego no digan.

      Resulta que Trump habrá pensado que el alcohol es un buen desinfectante así que un buen whisky en vena y se acabó el coronavirus. No sé cuántas copas se habría tomado antes de llegar a semejante conclusión, pero seguro que más de una. ¡Sorprendente! Y los americanos seguro que tan panchos. Ni se habrán dado cuenta de lo peligroso que es ese hombre que dirige el futuro de su país. ¡Y encima le volverán a votar en las próximas elecciones!

      Después de reír suspiro y doy gracias de que los de aquí no tienen esas ocurrencias "divinas" procedentes del más allá.

      Pero que no se confunda nadie. Con estas palabras no avalo la gestión de nuestros gobernantes. Porque todo hay que decirlo. No lo están haciendo bien y a veces tienen algunas ocurrencias aunque no tan peligrosas como la de Trump.

      Hoy también han comentado en las noticias que el campo necesita temporeros. Los inmigrantes que tradicionalmente llegaban a nuestro país para la recolección de frutas y verduras no pueden viajar en estos momentos por lo que la cosa se complica. Hay que buscar trabajadores nacionales, pero parece que no hay suficientes. ¿¿¿??? Siento decirlo, pero hay cientos de miles que se han quedado en el paro y podrían trabajar en el campo durante unos meses. Eso aliviaría un poco las arcas del contribuyente al tiempo que le da la posibilidad al trabajador nacional a familiarizarse con los cultivos del país.

      Hace una semana hubo un reportaje de Francia en el que un ingeniero, ahora en paro, decidió reciclarse durante un tiempo y le contrataron para plantar verduras. Él estaba encantado porque siempre es mejor dedicar el tiempo a algo útil, decía, que dejarlo pasar con cosas inútiles.

      En otros países, esta reconversión laboral es obligatoria en situaciones de crisis y alarma. Y que a nadie se le caigan los anillos por trabajar en algo tan esencial como lo es la agricultura. Yo estaría encantada porque es mejor que estar encerrada en casa. Además, me encanta el contacto con el campo, el olor a tierra y ver el milagro de la naturaleza.

      El domingo salen por fin las pequeñas criaturas. Veremos a ver cómo queda la cosa. Hay muchos que van a salir con miedo porque han oído hablar tanto del bicho que para ellos se ha convertido en un gran monstruo come-personas. Espero que enseguida se den cuenta de que, con un poco de cuidado, siguiendo las instrucciones de mamá y papá, todo irá bien.

      De momento mañana es sábado y hemos quedado con amigos para el aperitivo. También estoy seriamente pensando en comenzar mi limpieza general. Me da una pereza. A ver mañana con que ánimos me levanto.

 

 

















viernes, 24 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA

DIA CUARENTA – JUEVES 23 DE ABRIL 

MAS – CARILLA – MAS – BARATILLA

  

 

      Mascarillas a 96 céntimos. Pues va a ser que no.

      Lo primero que hago es ir a la Farmacia. En la puerta, como siempre desde hace meses, hay un gran cartel que indica “No tenemos mascarillas”. Aun así, hay que preguntar, porque se les puede haber olvidado quitar el cartel. ¡Quién sabe! También son humanos lo que trabajan ahí. Así que pregunto ¿tienen mascarillas? Pues no, responden, para vender no, solo tenemos para mayores de 65 y con tarjeta sanitaria.

      ¡Bingo, esa soy yo! Con la tarjeta sanitaria te dan tres mascarillas ¡sin coste alguno! Ya sé que no es mucho, pero es menos que nada. También sé que no protegen contra el Covid 19, quiero decir, no me protege a mí directamente, pero si a los demás por si yo tuviera el virus. Sea como sea me voy la mar de contenta con mis mascarillas. Y aunque no proteja me siento protegida y los demás te miran también con otra cara.

      Primer objetivo resuelto así que vamos a por el segundo. Me dirijo al Mercado donde se encuentra la mejor pescadería del pueblo y también las buenas fruterías. ¡Y vaya recibimiento! La frutera encantada de verme, estaba hasta preocupada porque no me había visto en casi dos meses y en la pescadería igual. Todos contentos y yo también de verlos a ellos porque a fin de cuentas llega un momento que parecen hasta de la familia. Además, en la pescadería tenían Gallineta que me encanta así que ¡a comprar!

      Segundo objetivo resuelto y fui a por el tercero tan contenta. Tocaba supermercado y a pesar de que no llovía había muy poca gente en la tienda. Llené el carro a conciencia y de vuelta a casa.

      Me he dado cuenta de que hacer la compra ahora es bastante más lento que hace unos meses. No sé por qué. Nuestro paso no es tan ligero y tengo la sensación de que lo que realmente intentamos es prolongar lo máximo posible la salida a la calle. Aunque no nos guste, pero como es la única excusa para poder salir, pues eso, la dilatamos en el tiempo.

      Farmacia, mercado, y super en un mismo día, no está mal. Así que de vuelta a casa me entran unas ganas tremendas de tomarme una caña.

      ¡¿Caña?! ¡Eso que es lo que es! Hará dos meses que no me tomo una porque las cervezas en lata no cuentan. ¡No es lo mismo! Siento decirlo, porque donde esté una caña bien tirada, fresquita, con la espuma en su justa medida que se quite la cerveza en lata, el quinto o el tercio.

      Esa caña tan maravillosa que nos sacia no solo de la sed del momento, sino que también nos llena la vida de alegría y amistad. Porque las cañas se toman con amigos, en grandes grupos donde el jolgorio va y viene de boca en boca. ¿Nos dejarán tomar cañas en un futuro? Pero tomarlas como se hace aquí en España, con risas, abrazos y diversión. No en soledad, escondidos en la esquina de un pub mal iluminado con un triste partido de fútbol como telón de fondo.

      Me asomo para ver cómo va la obra del Tsunami. Va despacio, muy despacio. Y me prometo a mí misma que una de las primeras cosas que haré cuando "nos suelten" será bajar al chiringuito y tomarme una caña.

 



























jueves, 23 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA TREINTA Y NUEVE

DIA TREINTA Y NUEVE – MIERCOLES 22 DE ABRIL 

INFORMACION PRIVILEGIADA

 

 

      Estoy convencida de que el dueño del Tsunami tiene información privilegiada.

      Tsunami es el chiringuito que está en la playa enfrente de casa. Desde el año pasado tiene licencia para abrir todo el año y la verdad es que es uno de los lugares más concurridos del pueblo. Por aquí pasan cientos, por no decir miles, de personas todos los días recorriendo la ruta del colesterol y a quien más o a quien menos, le apetece un café, un refresco, la cañita, el vermut, o el vinito, en fin, todo un mundo de posibilidades para quien disfruta del mar.

      Pero no iba a eso. Lo que quería contar era lo de la información privilegiada. Resulta que han empezado a arreglar el chiringuito. Así de pronto. Anteayer trajeron material y ayer empezaron los operarios a instalar la plataforma de madera para las mesas y también pondrán de nuevo la pérgola que tenía el año pasado. Y digo tenía porque el último temporal lo arrancó de cuajo. Las olas se llevaron sin miramientos toda la estructura, paneles solares incluidos. Fue un espectáculo aterrador, pero el mar es poderoso y se lleva lo que considera suyo. Y desde luego suya es la playa invadida por el chiringuito.

      Digo lo de la información privilegiada porque si están empezando a arreglar el "local" significa que tienen al menos una mínima noción de fecha de apertura. Espero que sea pronto porque el Tsunami llena nuestra playa de vida. No es una gran playa, más bien un montón de piedras, pero es un rincón de nuestro pueblo. Y así tal vez regresará también el Cisne.

      En cuanto a lo que nos tiene confinados, el virus, no sé qué decir.  Recordar tal vez que hoy es el día de la tierra y me viene a la memoria lo que hace unos días destacaron muchos científicos. Aseguraron que hay una estrecha relación entre el cambio climático y la aparición de extraños virus de los que nunca antes se supo. Así que hoy han insistido sobre el tema y creo que todo tiene lógica.

      Hace unos días el director de la WWF en España dijo que el ser humano, en su afán de aumentar el desarrollo tecnológico e industrial, con sus ganas de progreso desmesurado y su  absoluta falta de respeto por la tierra, se ha cargado la biodiversidad. Bueno, el director solo dijo que nos hemos cargado la biodiversidad, el resto es de cosecha propia.

      La biodiversidad del planeta es lo que mantiene el equilibrio en la naturaleza, nada va a más y nada va a menos, ni para un lado ni para otro. Es el equilibrio perfecto. Lo mismo pasa con nuestros cuerpos. Si todo está equilibrado funciona perfectamente y nos mantiene sanos. Pero si falla algo, mal asunto. Así que como hemos destruido la biodiversidad también nos hemos destruido a nosotros mismos.

      Y ahora tenemos otras dos semanas de confinamiento por delante, aunque los niños van a poder salir a la calle. Eso sí, con una normativa que rozaba la más absoluta estupidez. Menos mal que recularon y propusieron una norma más sensata. Porque mandar a los niños al supermercado donde el contagio puede ser monumental ¡es la bomba! Es mejor que vayan al parque a correr, montar en bicicleta o patinetes y donde la posibilidad de que alguien te estornude a la cara es mucho menor. Sin más comentarios, aunque en el fondo daría para una enciclopedia entera.

      Y dicen que mañana más. Yo voy a por pescado, a ver si encuentro mascarillas a 96 céntimos, algo de compra en el supermercado y no sé si hacer acopio de vino online o conformarme con un par de botellas de cara al fin de semana ¿Qué me sugerís?

      Mientras tanto disfruto de mis orquídeas.

 

 

miércoles, 22 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA TREINTA Y OCHO

DIA TREINTA Y OCHO – MARTES 21 DE ABRIL 

ME LLAMA LA MONTAÑA 

 

 

      Echo un vistazo a las portadas de la prensa. Lo mismo de lo mismo, igual que ayer y también que mañana. Los políticos embroncados por una hipotética reconstrucción del país. ¿Reconstrucción? ¡Si todavía no vemos la luz del final del túnel! Que si el precio del petróleo, que si cuentas falsas en Facebook, que si los niños salen o dejan de salir. La única noticia que me ha llamado la atención es la que cuenta el hallazgo de una lanza de hace 300.000 años. En Alemania. Entonces echo un vistazo a mi alrededor. Desde la terraza. Definitivamente me llama la montaña.

      Vivimos rodeados de magníficas sierras que ofrecen a los turistas infinidad de rutas para andar y algunas también aptas para bicicleta. Se habla tanto de sol y playa que se nos olvida que tierra adentro, a tan solo unos pocos kilómetros hay un paisaje que no tiene nada que ver con los rascacielos y urbanizaciones que desde hace medio siglo asoman por las costas españolas. Está claro que el turismo masificado, no solamente estropea, sino que mata directamente. Es lo que ha ocurrido en casi todo el litoral español salvo algunas excepciones gracias probablemente a algún alcalde inteligente o al pueblo condenado por no tener playas utilizables.

      Pero no iba yo a eso. Quiero hablar de estas sierras que me rodean y que se han visto abandonadas debido a la pandemia. Están pidiendo a gritos que alguien las visite para disfrutar de su belleza. Me está llamando la montaña, me está llamando a gritos. Todos los días miro hacia la sierra de Bernia, la Sierra Gelada, el Peñón de Ifach, intento asomarme para ver el Puigcampana o sueño también con la Sierra de Mariola o la Sierra del Peñón. Todas ofrecen espléndidas rutas para hacer senderismo en las que la historia se pierde en el tiempo y donde uno, según avanza en el camino se pierde en la historia.

      Esto fue antaño zona morisca, los bancales que aún siguen en pie y que trepan por las laderas de las montañas dan fe de ello. También es zona de piratas, corsarios y contrabandistas que encontraban en los miles de recovecos de las formaciones rocosas sus escondites perfectos. Estos maleantes de otros tiempos creaban también caminos de acceso a las regiones del interior casi invisibles para los no expertos. Cuenta la historia que en el barranco de Mascarat había una ruta de piratas sobradamente conocida por todos, pero con tal dificultad de acceso que nadie se atrevía a seguirles.

      Actualmente estas rutas cargadas de contrabando y misterio conviven con senderos nuevos trazadas de tal forma que el senderista puede andar de pueblo en pueblo y disfrutar de la nada. Nada. Porque no hay nada más que naturaleza en estas montañas.  Tal vez lo más sorprendente es que en estas sierras las noches son oscuras porque no hay contaminación lumínica. Los pueblos son escasos y muy pequeños. Hasta cierto punto forman parte de la España vaciada, aunque en las últimas décadas han recibido inquilinos extranjeros que buscan precisamente la paz que ofrece un pueblo alejado del bullicio costero.

   Ahí es donde reside la grandiosidad de estas montañas. Son tierras áridas, con cultivos de viñedos, almendros, algo de cítricos, tal vez nísperos y poco más. Nada de bosques verdes y frondosos. Aquí la tierra es una tierra trabajada, arada a conciencia desde hace siglos. Labrada por el hombre que ha aprovechado su máximo potencial para hacer crecer lo que parece imposible. Es pura belleza.

      Desde el Puerto Coll de Rates, la cima del mundo, en esos días transparentes de otoño, la vista llega hasta Ibiza, también vemos la belleza del Montgó y el Mediterráneo a ambos lados del Cabo de la Nao está al alcance de todos.

      Así que a mí me llama la montaña y espero con ansias el fin del confinamiento para poder andar, caminar a base de bien y disfrutar de las estas Sierras.

 

 
























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martes, 21 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA TREINTA Y SIETE


DIA TREINTA Y SIETE – LUNES 20 DE ABRIL 

TURISMO DE SOL Y PLAYA

 

 

      No sé porque el otro día me acorde de Pedro Zaragoza, alcalde de Benidorm entre los años 1950 y 1967, impulsor de "sol y playa" y en definitiva el creador del turismo en la zona tal y como la conocemos hoy en día. Supongo que me acordé de él porque a mis manos, más bien a mi WhatsApp llegó un vídeo de 1958 de la Costa Blanca.

      ¡Qué tiempos aquellos! Ni un solo rascacielos, playas prácticamente vacías bañadas exclusivamente por el Mediterráneo y un pequeño ir y venir de turistas extranjeros ávidos de disfrutar de nuestro clima, vino, comida y vida relajada.

      Era una España prácticamente de posguerra con necesidad absoluta de inversiones extranjeras para reconstruir la destrucción de la contienda y tal vez también la autoestima del propio español. Ya había empresas extranjeras establecidas en el país desde finales del siglo 19 pero con dos guerras mundiales por medio y la propia guerra española, la economía necesitaba un buen empujón en todos los sentidos.

      Y entonces llegó Pedro Zaragoza. Elegido alcalde de Benidorm.

      Ya a finales de los años 40, comienzos de los 50, había cierto movimiento turístico en España. Los europeos venían atraídos por el sol, los precios, la forma de vivir y probablemente también el anonimato. Europa acababa de salir de la segunda guerra mundial y tal vez resulta difícil comprender como alguien se aventuraba a hacer turismo en medio de un continente destruido. Ya veremos a ver que haremos nosotros ahora cuando salgamos de la guerra contra el virus.

     Las playas del norte se llenaban de franceses, los Sanfermines eran ya sobradamente conocidos incluso en tierras al otro lado del Atlántico, pero poco a poco el turista extranjero buscaba algo todavía más genuino y tranquilo. Y ahí estaba, la espléndida Villa de Pescadores de Benidorm. Un pueblo con encanto, con playas magníficas, un vino peleón horrible, unas paellas estupendas y una naturaleza en los alrededores completamente magnífica. Solo hay que echar un vistazo al Puigcampana o a la Sierra de Aitana para confirmarlo.

      Me imagino perfectamente la escena. En el centro está Benidorm, revoloteando por sus alrededores Pedro Zaragoza y fisgoneando en cada esquina el turista ávido de disfrutar de su descanso. PERO, porque en las historias casi siempre hay un pero: los turistas, o más bien las turistas, (¿podemos decir "turistos" y turistas, para no liarnos? ¡Lo digo porque no voy a ser menos que nuestros políticos! Ja, ja, ja. La mitad de sus discursos consisten en nombrar masculino y femenino para todo con lo que al final no han dicho nada).

       Bueno a lo que iba, las turistas,y los "turistos", llegan con todo tipo de modernidad como lo era entonces el bikini, bañador dos piezas, diseñado en Francia por un ingeniero, Louis Rénard.  Se presentó por primera vez al público el 5 de julio de 1946 en un desfile protagonizado por una bailarina del Casino de París ya que ninguna modelo profesional quiso desfilar con esa prenda. 

      ¡Escándalo! Como diría Raphael ¡Es un escándalo!

      Las protestas de la iglesia, de los sectores más conservadores de la sociedad benidormense, del pudiente claro está, porque dudo mucho que los pescadores se escandalizaran, estaban en otras cosas, como por ejemplo buscar comida para sus familias todos los días; decía que las protestas no tardaron en llegar y la guardia civil no paraba de multar a las extranjeras por "vestimenta indecorosa".

      Pero las cosas son como son y Pedro Zaragoza de tonto no tenía un pelo. Él era joven y aunque probablemente su familia y sus amigos se opusieron de plano, no dudó en intentar buscar una solución al problema. La iglesia le quería excomulgar porque quería permitir el bikini. El comprendió la necesidad de autorizar esta prenda porque así se llenarían las arcas del pueblo y también del país. ¿Y España que necesitaba?  Dinero.

      Así que, ni corto ni perezoso se montó un día en su Vespa y desde Benidorm puso rumbo a El Pardo. Esto había que solucionarlo y la última palabra la tenía el que mandaba. 500 kilómetros separaban su ciudad de la del “Excelentísimo”. 500 kilómetros de curvas, carretera a duras penas asfaltada, mulas y carretas a su encuentro y un sol de justicia. Pero el alcalde Zaragoza era mucho alcalde y no había reto que se le resistiera. Y no lo digo solo por el viaje, en vespa, ida y vuelta Benidorm-El Pardo, sino también por el encuentro con el dictador para solicitar un permiso que en aquellos años podría acarrearle problemas políticos y personales.

      Pero Pedro Zaragoza llegó al Pardo en su Vespa y habló con Franco, le explicó la situación, el problema con la Iglesia y la posibilidad de engrosar las Arcas del Estado.  A partir de ese momento las playas de Benidorm se llenaron de turistas en bikini y la localidad se convirtió poco a poco en lo que es hoy en día. Destino de sol y playa. Para bien o para mal.

       Y así termina esta historia de un alcalde que con una Vespa buscó el permiso para el uso del bikini en las playas de su pueblo.

      Hoy paso de Coronavirus. Mañana es martes, ni te cases ni te embarques.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 









EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA TREINTA Y SEIS

DIA TREINTA Y SEIS – DOMINGO 19 DE ABRIL 

A VUELTAS CON LA POLITICA 

 

 

      Gestores. Acabo de hablar con una amiga y hemos coincidido que lo que los países democráticos necesitan, con derechos y deberes establecidos por las leyes y la constitución, son gestores. No políticos. Esos ya sobran. Están de más. Son obsoletos. ¿Los cruzados no pasaron a la historia? ¿Los inquisidores? ¡Pues los políticos también! Lo que realmente necesitamos son personas capaces de velar por el buen funcionamiento de un país, según dicten la constitución y las leyes. A mi entender los políticos solo velan por su propio bienestar.

      Si los que ahora mismo están gobernando estuvieran trabajando en una empresa privada estarían probablemente de patitas en la calle por no cumplir con los objetivos, por no hacer su trabajo sencillamente. Muchos no tienen experiencia laboral lo que automáticamente implica que no saben cómo funcionan las empresas y desconocen las relaciones entre empleados y empleadores. Porque lo que se lee en un libro, si es que han leído alguno, es una cosa, y lo que luego conforma el día a día laboral, es otra. Esto vale para todos los políticos en general, tanto gobierno como oposición. Porque llevamos más de un mes y todavía no hemos visto tomar decisiones coherentes.

       Y me quedo muy a gusto. Queremos Gestores, personas que sepan llevar a buen puerto la empresa que es un país. Ahí queda eso y así de claro lo digo.

      Dicho esto, haré hincapié en que el telediario de hoy ha sido un calco de mis opiniones. ¿Será que alguien me está leyendo? Decía el informativo que los niños tienen que salir a la calle, que los mayores también e incluso ¡los jóvenes! Porque en estos últimos nadie piensa. Porque son jóvenes. Pero no se dan cuenta de que les están robando toda ilusión de futuro y cargando a sus espaldas el arreglo de este desastre socio-político-viral debido a la ineptitud de los del primer párrafo, los políticos. Ahí dejo lo de la política.

      Ahora, vamos al macroconcierto One World, que se puede seguir en la red por si a alguien le interesa. Estupenda iniciativa con los artistas "de lo más" que dan "lo más" para que este mundo sea "algo más".

       No critico la iniciativa, el afán por hacer visible un problema global que con un poco de interés tendría solución. Es más, me gustaría poder estar con ellos, pero no soy una gran cantante de nada. Me conmueve su desinterés, su empuje y ganas de convertir este mundo en algo mejor. Lo que sí puedo criticar es que una vez pasada la pandemia este espíritu de solidaridad se va a desvanecer, de la misma forma que el fuego muere con el agua.

      Hasta ese punto hemos llegado los seres humanos. Somos solidarios, pero…

      En fin, se acabó el domingo y mañana una semana más. De nuevo lunes y ya queda menos.

 

 

 















domingo, 19 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DIA TREINTA Y CINCO


DIA TREINTA Y CINCO – SABADO 18 DE ABRIL 

EL DIA DE LOS MONUMENTOS 

 

 

      Hoy es el día de los Monumentos y de esos hay muchos en España. Por eso han preguntado en los informativos en que monumentos se perderían una vez finalizado el confinamiento. La mayoría ha optado por algunos de los grandes y muy conocidos como el Prado, la Alhambra de Granada, el Escorial, la Mezquita de Córdoba o incluso el Guggenheim de Bilbao que sin ser un monumento histórico (aunque ya lo será) no deja de ser algo digno de ver.

      Yo, sin embargo, optaría por algo muy diferente y lo tengo bastante pensado. Una vez que finalice este encierro obligado, me gustaría recorrer en coche gran parte de la España vaciada. Porque no hay nada tan maravilloso como los pueblos españoles, que, sin nombres conocidos ni importantes, conforman la historia del país. Eso es lo que voy a hacer. Husmear en lo desconocido, para así, tal vez, hacerlo conocido. ¡Quién sabe! Todos los lugares guardan su particular tesoro.

      Los días van pasando y aquí seguimos. Ahora anuncian otras dos semanas de prórroga. Me temo que la gente se va relajar porque la verdad es que empezamos a estar un poco hasta el moño. Pues eso. Personalmente no lo llevo mal. Pero cuando asome el buen tiempo ¡otro gallo cantará!

     Hoy he hablado con mi hermana y tanto confinamiento va a implicar que nos receten vitamina D por la falta de rayos solares. ¡Y llevamos ya 5 semanas sin poder disfrutar libremente de una salida en condiciones! Además, cuando salimos parece que vamos a hurtadillas, escondiéndonos detrás de las farolas y evitando a todo ser viviente. Esto está empezando a parecer una película de terror. Estoy segura de que en Hollywood ya están escribiendo un guion sobre el tema.

      Como todos los días este sábado tocaba “gym”. Pero lo he cambiado por baile. Me he puesto a buscar en Youtube, he hecho una playlist de diez canciones, unos 45 minutos, desde salsa al twist pasando por el rock and roll. Me lo he pasado pipa bailando como una loca en el salón a grito pelado con Chubby Checker o Abba. Hay unas coreografías que son fáciles y divertidas. En fin, entre los entrenamientos de nuestro profe y lo que voy encontrando por ahí me divierto haciendo ejercicio al tiempo que todos los días se me va a lo tonto una buena parte de la mañana.

      A esta hora de la noche tengo ya la cabeza hecha un bombo de tanto mirar fotos e intentar hacer memoria sobre las fechas de los hechos. Tengo memoria de pez, eso es nula memoria. Soy incapaz de recordar las fechas. Ahora bien, me preguntas sobre el dónde y con quien, no tengo problema. Se quien es cada uno en las fotos y donde celebramos las fiestas, los pick-nick o lo que sea. ¡Pero la fecha! Me guío un poco por los cortes de pelo, los vestidos, el tamaño de los niños, pero aun así, no deja de ser pura especulación. A ver si consigo poner mi vida en orden.

       Bueno, pues hoy también hemos comido divinamente. Ya lo anuncié ayer. Arroz con rape, calamares y gamba roja. Y un buen vino, claro está. ¡Que no falte la buena comida! Tenemos que consolarnos con algo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 










sábado, 18 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA TREINTA Y CUATRO


DIA TREINTA Y CUATRO – VIERNES 17 DE ABRIL 

EL CONTRIBUYENTE – INSISTO E INSISTIRÉ 

 

 

      Soy un Crack. Pero un auténtico Crack. Como no tengo abuela me lo digo yo misma.

      Ya lo dije en uno de los primeros días del confinamiento. Muy pronto seremos todos unos auténticos expertos en ordenadores y en la red de redes. Como no hay ayuda tenemos que resolver los problemas nosotros mismos. Además, Google está para algo, digo yo. Con la cantidad de tutoriales que hay en la red es cuestión de buscar. Pero es necesario algo de paciencia para dar con alguien capaz de explicar las cosas de una forma coherente. Eso es lo más difícil. Los genios de la informática suelen tener una mente amueblada a su manera, carente de toda lógica para el usuario mortal.

      El caso es que yo soy un Crack, porque ya se bajar vídeos de Youtube, guardarlos en un pendrive, hacer mis “playlist” en el móvil, conectar por wifi el móvil a la tele, sobre todo el WhatsApp y más virguerías con las que no os pienso aburrir. ¡Pero si eso está chupado dirán los jóvenes! Para ellos sí, pero para mí, que soy una jubilada, no. No soy de la generación de la informática, pero soy capaz de aprender. Y me siento bien por ello. Estoy orgullosa.

     En estos días también he aprendido lo importante que es cuidarse. De ahí mi gimnasia todos los días, una hora mínima, y una alimentación acorde con lo que consideramos sano, mucha fruta, verdura, algo de carne roja, legumbres y por fin, pescado. Por cierto, que mañana toca un arroz con rape y calamares.

      Pero a lo que iba. Al margen de la alimentación me he dado cuenta de lo importante que son los aperitivos. No paran de hablar de ello en los informativos y aunque personalmente me gustan, me preocupa la importancia que se le está dando al vino, al vermut, cerveza y demás bebidas con alcohol. No soy abstemia, me gusta un buen vino, pero cada vez se habla más del tema y en el supermercado algunas de las estanterías vacías son las que precisamente ofrecen este producto. Soy de las que piensan que todo es bueno, pero en su justa medida y no sé yo si después de este confinamiento, muchos tendrán que visitar una clínica de rehabilitación para deshacerse de algunos vicios adquiridos.

      Claro que si solamente es eso podemos darnos con un canto en los dientes. Porque este encierro está destruyendo psicológicamente a muchas personas, sobre todo a las que viven solas y no me refiero solo a la gente mayor, sino también a jóvenes que se han visto atrapados sin quererlo en un piso de muy pocos metros cuadrados. No sé si los que nos tienen encerrados lo han llegado a pensar. Porque hay personas cuya vida gira entorno a sus paseos diarios, a la charla vespertina con la amiga o al café matutino con la hija. Ahora no hay nada de nada. Hay muchas personas que tienen todas las papeletas para sufrir una fuerte depresión sin remedio porque en este momento pasan los días alejados de su esencia vital debido al coronavirus,

      Como he dicho sigo  informativos de diferentes países. Entre ellos el de Suecia, país donde no se han tomado grandes medidas de emergencia, todo el mundo sigue en la calle y el virus, curiosamente, se extiende con menos rapidez que en otros lugares donde los ciudadanos viven encerrados.  Nadie sabe la razón, pero es así. Claro que el país tiene al igual que todos sus problemas sanitarios y también económicos ya que hay restricciones y las empresas van como van. El Gobierno sueco tiene que poner dinero, igual que en España y en casi todos los países europeos. Hay que pagar a los parados, a los autónomos, costes extra de sanidad y todo lo que esta crisis está engendrando.

      Pero a lo que voy.  En las noticias de España se hace hincapié en la cantidad de dinero que el Gobierno va a destinar a X.  En las noticias de Suecia se hace hincapié en lo que esta crisis le va a costar al contribuyente. Porque señores, el Gobierno no es una máquina de hacer dinero. Un dinero que luego reparte y que parece, según las noticias, que los diputados magnánimamente sacan de su bolsillo. Aquí los únicos que sacan el dinero de su bolsillo gracias a su trabajo e impuestos son los contribuyentes. Y me pregunto ¿seguimos pagando la deuda millonaria que nuestro Gobierno contrajo con la Unión Europea para salvar a la banca del país? Si alguien sabe la respuesta me la diga, por favor.  

      Y también por favor que alguien le explique al Gobierno lo del contribuyente porque parece que no se ha enterado. Los préstamos de hoy son las deudas de los contribuyentes españoles del mañana.

      Que a gusto me he quedado.

      Hoy hemos comido tarta.

      Mañana ya es sábado. A ver si sale el sol para alegrarnos el día.