lunes, 23 de junio de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - MISION CUMPLIDA

DE ARLES A PORT SAINT LOUIS – MISION CUMPLIDA


   Habíamos salido de Lelystad el cinco de mayo y el día de hoy quedaba entonces muy lejos. Pero hoy llegó y casi que ni nos lo podemos creer. Hoy era el último día hasta nuestro destino y también la última esclusa. Unos 40 kilómetros con la corriente a favor, total un paseíllo después de lo vivido. Unos 1600 kilómetros en total a través de los ríos y canales europeos, unas 250 esclusas, que primero nos subieron para luego bajarnos de nuevo al nivel del mar. Muchas ciudades visitadas y muchos amigos hechos a lo largo del camino. Y aunque esto no ha sido precisamente un recorrido fácil, hemos encontrado muchos obstáculos en el camino, no cabe duda de que una experiencia así merece la pena. Estamos en Port Saint Louis. Ahora rumbo a España.  













NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - CORRIENDO QUE NOS VAMOS

DE AVIGNON A ARLES – CORRIENDO QUE NOS VAMOS

   Pues si me gustó Avignon, Arles me encantó. Iba a ser una jornada corta, solo 40 kilómetros ya que era mejor dividir en dos días el trayecto hasta nuestro destino para así asegurarnos la llegada a la esclusa de Port Saint Louis, que solo abre cinco veces al día. El joven alemán quería salir hacia las once así que decidimos irnos al mismo tiempo. Luego nos dieron las doce pero eso daba igual. Cuarenta kilómetros era pocos y llegaríamos enseguida.
   En Arles no hay marina ni nada de nada para los barcos pero lo que sí hay es un barco restaurante donde te puedes abarloar si luego cenas o comes ahí. Ese es el trato y desde luego lo hicimos. Claro que de haber sabido la marcha que había en la ciudad no sé yo…… aunque  de todas formas era nuestra única posibilidad de quedarnos en la ciudad.
   Arles tiene un teatro y anfiteatro romano espectacular, una zona vieja llena de callejuelas cargadas de bares y restaurantes además de gente por todos los sitios. Hemos llegado un sábado así que la animación es total y si a ello añadimos la noche de la música, pues os podéis imaginar. Un paseo por el centro fue suficiente para comprender que aquí sí que hay diversión.   Pero el trato era el trato y cenamos en el barco restaurante, eso sí, luego fuimos al centro a escuchar música y a disfrutar de la noche y soñar con el día de mañana, que ese será un gran día.


domingo, 22 de junio de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - EN SOLITARIO

DE VIVIERS A AVIGNON – NAVEGANDO EN SOLITARIO

   Ya nos habíamos acostumbrado a la navegación con Peter e Ingrid pero como no pudieron quedarse en Viviers, continuamos nuestro camino en solitario hacia Avignon. Ahí nos estarían esperando. Alfonso se asomaba de cuando en cuando a la bañera mientras Rafa estaba en la rueda llevando el barco camino al sur. Nuestro primer reto era la esclusa de Bolléne, la más alta de todas, 23 metros, daba casi miedo solo pensarlo. Y la verdad impone.











Hoy eran solo tres pero tardamos casi tres horas en total en pasarlas debido a los tiempos de espera. Afortunadamente íbamos a buena velocidad, con la corriente y el viento a favor, así que el viaje no se hizo demasiado pesado.
Además en el muelle, porque ya de marina no quiero ni hablar (las fotos lo dirán todo), nos estaban esperando Peter e Ingrid con los que luego cenaríamos en la ciudad. Como veis amarramos abarloados, en tercera fila. Primero un joven alemán, luego el barco de Peter y luego el de Alfonso.
   El joven alemán es desde luego un personaje. Llevaba su barco desde España a Berlin para arreglarlo e irse de vuelta a las tierras del sur ya que lo de Alemania no lo gustaba demasiado. Ahí todo el mundo anda malhumorado y estresado, decía. Y supongo que tiene razón ya que vivir en un barco e ir de un lado a otro es bastante más relajado que pelearse con los jefes todos los días en el trabajo.
   Avignon no es desde luego ciudad para un solo día así que habrá que volver. Tiene monumentos históricos de gran importancia, museos más que interesantes y un ambiente considerable. Nunca pensé ver tanto turista en esta ciudad pero es lo que tiene, mucho turista con ganas de conocer cultura. La verdad es que he quedado bastante impresionada y en cada rincón parece que encuentras algo nuevo.









   A la noche, como dije, salimos a cenar y había un buen ambiente. Francia jugaba contra Suiza en el mundial y ganó por goleada así que todo el mundo en la calle dando brincos. Fue sin duda una gran noche, no solo para los franceses, sino también para nosotros ya que cada vez quedaba menos para llegar a nuestra meta. Ya solo dos días. 

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - UNA DETRÁS DE OTRA

DE VALENCE A VIVIERS – ES UNA DETRÁS DE OTRA
   Creo que a estas alturas todos comprenden que estamos algo decepcionados con lo que nos hemos encontrado a lo largo de las vías fluviales francesas. Lo venden como un gran recorrido turístico, que lo es, y también como una experiencia, que también lo es, pero aunque esta venta alcanza otro países, como Alemania, Países Bajos, Gran Bretaña e incluso los países nórdicos, la venta está solo pensada en los franceses y en sus barcos de recreo. ¿Qué porque digo esto? Porque de entrada pocos hablan inglés, idioma internacional aunque no a todos les guste, ni en las marinas ni en las esclusas. Eso sí, hay que llamar a las esclusas y decir que estás ahí ¿pero en qué idioma?



Las marinas cierran a las seis, hora de llegada de gran parte de los barcos extranjeros que disfrutan de estas vías para ir del norte al mediterráneo con lo que uno se queda sin ducha, baño, wifi (si es que hay) y a lo mejor también sin agua ni luz. El responsable ya no está y te has quedado sin la clave para entrar en todos estos sitios. Pero no pasa nada porque luego a la mañana vienen corriendo para cobrar antes de que te vayas. Además la mayoría de las “marinas” en las que hemos estado no se las puede llamar así. Son muelles abiertos en medio del pueblo o de la ciudad con unos servicios (duchas y baño sobre todo) muy precarios y en condiciones deplorables. Y en las guías fluviales que tenemos, nosotros y todos los demás navegantes con los que hemos hablado, las indicaciones no son las correctas.  Para un barco una de las cosas más importantes es el calado y casi nunca está indicado. Así, cuando llegamos a Viviers indicaba dos metros, más que suficiente para el Hallberg Russey de Peter e Ingrid. Pero las cosas como son, no hicieron más que entrar y tocaron fondo. Ahí casi pinchamos nosotros también aunque tuvimos suerte y nos sobraron un par de centímetros con lo que pudimos amarrar. Peter e Ingrid tuvieron que seguir camino y quedamos en Avignon para el día siguiente.  No cuento nada más tan solo decir que no fui capaz de ducharme en los baños del puerto. ¿Adivináis porque? Las tiendas por supuesto cierran hacia las seis, en el mejor de los casos a las siete, así que hay que salir corriendo para hacer acopio de bebida y víveres. ¿Y que souvenir se lleva el turista si la tienda está cerrada?

   Por otro lado decir también que Viviers es un pueblo muy mono, de origen romano, y con edificios del siglo 17. En el puerto hay varios baretos con motivo sobre todo de la llegada de los cruceros fluviales que llevan a los turistas de excursión para ver los antiguos asentamientos del Imperio de Roma.
    Y es aquí donde Alfonso se nos pone malito. Después de recorrer varios kilómetros con Rafa en busca de una nueva batería para el barco, llega con un fiebron de mil narices. Buscamos médico de guarida, no había, farmacia de guardia, tampoco había así que a esperar al día siguiente a la consulta de las ocho. Los chicos fueron disciplinados y visitaron al señor doctor que no les atendió. No porque no quisiera sino porque la consulta estaba llena de gente así que se fueron por la puerta por donde habían entrado. Pero eso ya es historia ya que la fiebre se fue después de un día de descanso en el barco.



NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - PALIZON DE RECORRIDO

DE LYON A VALENCE – PALIZON DE RECORRIDO

   Después de doce horas de travesía y 112 kilómetros en el cuerpo con cinco esclusas con altura media de 12 metros creo que estamos demasiado cansados para contar nada. Solo destacar que las esclusas son “con ascensor” lo que significa que el noray sube o baja con el barco lo que hace el amarre muy fácil.








Y señalar también que hemos entrado en tierra de vinos aunque en Francia, al igual que en España, el vino está presente en cada rincón de la tierra. Sin embargo aquí los viñedos destacan a orillas del río, el Rhône, que es el que nos llevará al Mediterráneo. Y la velocidad va aumentando ya que la corriente nos acompaña en todo el recorrido.














NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - CON EL MISTRAL EMPUJANDO

DE MACON A LYON – CON EL MISTRAL EMPUJANDO

   Al día siguiente el mistral seguía empujando rumbo al sur. Eso y con la corriente a favor hace que vayamos algo más rápido, ganando algún kilómetro que otro cada hora. Y bueno es, porque hasta llegar a Lyon teníamos más de ochenta kilómetros, lo que en una sola jornada se puede hacer muy cuesta arriba sin no se tiene algo de ventaja. Además solo dos esclusas así que estábamos seguros de conseguirlo. Al margen del viento hacía buen tiempo así que todos relajados al tiempo que el río se desliza a través de una naturaleza cada vez más abierta y también algo más seca.
   Sobra decir que en el barco, en travesías tan largas hay tiempo para todo, incluso, y aunque no lo parezca, aburrirse un poco pero yo siempre digo que el que no se divierte es porque no quiere, así que intentamos siempre pasar el rato lo mejor posible, aunque sea lijando la teca del barco. También está la hora del aperitivo y  de la comida y un vermut o cerveza y un buen bocata siempre sienta bien al cuerpo. Y eso sin olvidar que hoy estábamos de celebración, el cumple de Lourdes. Aunque las velas tendrían que esperar hasta la noche.
   E hicimos nuestra entrada triunfal en Lyon, una entrada que es más larga que un día sin pan, casi ocho kilómetros hasta llegar a la Marina. Porque a pesar de que las guías indican específicamente que no hay puerto deportivo en Lyon, haberlo lo hay. También decir que se ha inaugurado hace tan solo dos meses así que es normal que no esté en los libros. Se trata de una Marina por tanto moderna, limpia y con todas las comodidades y que además se encuentra bastante cerca del centro de la ciudad y con transporte público en condiciones.



   Y llegó de nuevo la hora del turismo. Estamos en la tercera ciudad más grande de Francia, con casi dos millones de habitantes,  urbe industrial por excelencia, pero también la imagen culta y gastronómica del país. El nombre de Paul Bocuse está presente en cada esquina y una de las visitas obligadas en el Mercado que lleva su nombre. Exquisiteces a más no poder y a uno se le hace la boca agua pero los precios son prohibitivos, tanto que casi dan risa. Un módico menú por 300 € para dos personas, sin bebida, es una de las ofertas que ofrece este mercado abierto a la imagen y semejanza de la Boquería de Barcelona o el San Miguel de Madrid.

   La historia de Lyon se remonta a la época de los romanos que han dejado en el lugar un magnífico teatro que es utilizado en verano para festivales culturales. Y muy cerca de ahí se erige la Basílica Notre Dame de Fourvière que es un auténtico espectáculo sin contar con la vista que ofrece sobre la ciudad. Para subir lo mejor es usar el funicular pero la bajada hacia la parte vieja de la ciudad se hace de forma agradable a pie. Y es en esta parte donde descubrimos por qué Lyon forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Sus edificios, callejuelas y rincones son encantadores y nos recuerdan también que es en esta zona donde hace siglos se acumulaban más de 18000 telares de seda que constituía uno de los grandes comercios de la ciudad. Sin embargo, Lyon siempre tuvo también un emplazamiento estratégico al encontrarse justo en la confluencia de los rios Seône y Rhône. Sobra decir que deambular por las calles del barrio viejo o por los alrededores de la Place Bellecour es una auténtica gozada.