miércoles, 7 de mayo de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - DE WEEPS A MAARSSEN

¿LA GRAN ESTAFA? (Engañados en Maarssen) 


    Tras la marina de los cincuenta céntimos pusimos rumbo a Maarssen que está justo al lado de Utrecht. Ninguna esclusa en el camino pero si muchos puentes elevadizos bien bajitos con lo que había que esperar a las aperturas. Pero no hay mal que por bien no venga ya que hemos aprendido que hay tres formas de abrir estos puentes. El primero esperar con infinita paciencia a que el operario de turno, que está a kilómetros de distancia viendo los barcos a través de una cámara, se termine el bocadillo de las 12.00 y se digne a parar el tráfico rodado, abriendo el semáforo rojo, con la intención de elevar el puente para que pasen los barcos. ¡Todo esto si en ese mismo instante no le llama la parienta por el móvil diciendo que va justo por esa carretera, que tiene prisa y que no se le ocurra abrir el puente! El segundo, acercar el barco sigilosamente al puente, para que la cámara con mando automático te enfoque con claridad y ¡zas! el puente se abre como por arte de magia. Y el tercero, que es el que más me gusta, es llegar al puente, donde al pié del cañón hay un octogenario (por lo menos) que lleva toda su vida trabajando en lo mismo. Esta amabilísima persona te saluda con cariño, toca el silbato, para el tráfico bruscamente, abre el puente y cede el paso a lo que para el seguramente es lo más sagrado; el barco.

    Así, entre puente y puente y también entre sol, nubes y llovizna llegamos a Maarssen para hacer noche. En esta localidad, a lo largo del río hay un buen número de atraques con un calado supuestamente sobrado para el velero de Alfonso. No son marinas porque no hay ningún tipo de servicio. Ni agua, ni luz, ni internet, ni nada de nada. Sencillamente un palo o con un poco de suerte un noray para amarrar el barco. Pero es un atraque con sorpresa por lo que realmente debería de llamarse atraco ¡Cuesta dinero! ¡Y es más caro que una marina! Tras el atraco del recaudador de impuestos quedamos indignados y nos llevamos un buen berrinche. Hubiera sido bueno poder gritar en ese momento pero un poco de ejercicio tiene el mismo efecto tranquilizador así que salimos del barco para dar una vuelta por el pueblo.

    La historia de este pueblo se remonta al año 1000, con un asentamiento de unas 33 casas de granjeros. El principal aliciente es la cercanía de Utrecht y también el hecho de que el Vecht pasa por el pueblo con lo que el transporte de mercancías estaba garantizado. En la actualidad tiene la apariencia de ciudad dormitorio, aunque eso sí, con encanto. Hay varias calles, una que sube y otra que baja, otra que va a la izquierda y otra a la derecha: todas ellas idílicas. Pequeños comercios, cafeterías, restaurantes, gente en bicicleta y todo lo necesario para pasar un buen rato. Lo primero calmar nuestra gran irritación con una buena cerveza y algo para comer en una pequeña terraza con una camarera encantadora. Luego nos dispusimos a descubrir la ciudad y encontramos una auténtica maravilla, una tienda familiar con productos exclusivos, sobre todo quesos. Nos dieron a probar de todo e insistieron en el el Boerenkaas Cum Laude, cinco estrellas, el queso más premiado de Holanda. Una delicia. Y así se nos pasó el enfado a la espera del amanecer de un nuevo día. Y ahora a las presentaciones:



Inspiration es nuestro protagonista inmueble de este viaje.



Alfonso el capitán









Lourdes la capitana









Rafael el grumete mayor y autor de todas las fotos









Elisabeth la que escribe
   










No hay comentarios:

Publicar un comentario