jueves, 20 de febrero de 2014

TURISMO - ABBAMANIA

ABBAMANIA EN ESTADO PURO

   Abba fue desde sus inicios una máquina de hacer dinero. Sus más de 378 millones de discos vendidos por todo el mundo dan fe de ello y con éxitos que nunca cesan como Chiquitita, Danching Queen ,Gracias por la Música, Fernando,  Mamá Mía, etc.
Toda una galaxia musical y cuatro vidas rebosantes de fama que han quedado perfectamente resumidas en el Museo Abba instalado en el Centro de la Fama de Estocolmo. Pero nada más asomarse a la primera sala uno descubre que esto es algo más que un museo.
Fotografias, discos de oro, trajes, recuerdos personales y todo tipo de objetos conforman este centro en el que se rinde tributo a uno de los más grandes grupos musicales de la historia de Suecia.
    De hecho, en Suecia, se habla de la "Abbamanía", algo que queda claro en este recinto donde muchos de los visitantes vienen disfrazados de algunos de los componentes del grupo. ¡Y la verdad es que hay que ser hortera! 
Está claro que en 1974, con el estallido  de Waterloo en el Festival de Eurovisión, nadie cuestionaba la vestimenta de aquellos cuatro jóvenes suecos desconocidos para el gran público aunque todos ellos, por separado, tenían cierta trayectoria musical a sus espaldas. ¡Y tenía que ser Brighton y tenía que ser 1974!

En el panorama musical estaban los Beatles y los Rolling pero también Deep Purple, David Bowie, Bob Dylan, Jethro Tull, Supertramp, etc. al tiempo que se formaba The Ramones, probablemente una de las primeras bandas punk, tal vez la primera. 

 Hacer el amor y no la guerra estaba un poco "demodé" así que las flores en el pelo y las faldas largas y sedosas habían dejado paso a otro tipo de vestimenta más acorde con "la modernidad". Y ahí es donde entra Abba con sus trajes imposibles, hortera a más no poder, y con tanto artilugio y floripondio que parecen sacados de una pesadilla.

Curiosamente ahora se ha sabido que está no era exactamente la estética del grupo sino más bien la estética de la "desgravación de hacienda". Y es que la vestimenta de las actuaciones solo eran desgravables según la legislación sueca si se trataba de ropa que un ser humano normal no se pondría para ir a la oficina.

  
Gran parte de estos "disfraces" han quedado expuestos en el Museo para regocijo de los miles y miles de fans que desde hace ya casi un año tienen la oportunidad de bucear en su personal "abbamanía".

La mayoría se sumergen de lleno en la historia con el Audioguía que nos traslada a  los momentos más importantes del grupo, desde su fundación hasta su disolución. Pero la visita no acaba ahí porque esto es algo más que un museo, insistimos, esto es una oportunidad única de poder vivir la música de Abba, interpretarla a lo "karaoke", grabar esas interpretaciones y llevarlas a casa o de participar en concursos sobre 
  
Aquí todo es posible aunque para entrar hay que reservar. Para evitar largas y aburridas colas de espera es imprescindible comprar entrada "on-line", con fecha y hora de visita. La puntualidad nórdica es infalible y luego, una vez dentro solo hay que elegir si quieres ser Agnetha, Benny, Björn o Anni-Frid. ¿Quieres convertirte en una estrella del pop de los 70 por un día y disfrutar de una fama imaginaria? Entra en Abba El Museo, y tu sueño se convertirá en realidad.





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