sábado, 14 de junio de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - DONDE NADA FUNCIONA

DE FONTENOY A CORRE- EL PAIS DONDE NADA FUNCIONA


    Lilian y Bas se fueron a las seis de la mañana en un autobús escolar rumbo a Epinal y nosotros seguimos camino soñando con Corre ya que a partir de ahí todo sería “corré” y “corré”, o lo que es lo mismo largos trayectos sin exclusas. Además en Corre había lavadora algo que ya era imprescindible ya que con el calor nos estábamos quedando sin ropa limpia.
   Y como todo hay que decirlo el trayecto en este tramo es precioso.


Eso sí estamos desconectados del mundo ya que el río o el canal transcurre en medio de un denso bosque y la señal de teléfono no llega. Pero eso no importa ya que dentro de pocas horas llegaremos a Corre donde la vida volverá a la normalidad. ¡Ese era nuestro sueño!
   De nuevo la pesadilla. En la marina de Corre no podíamos entrar por el calado, ya lo sabíamos pero había otra alternativa con las mismas comodidades y a ella fuimos. Y de nuevo la decepción, la lavadora no existía, no había nadie para informarnos y el calado indicado 1,20, así que dejamos el barco abarloado a una gabarra y fuimos a por información a la marina con nuestros veinte kilos de ropa sucia. Pero ¡desolé desolé! La lavadora estaba estropeada y aunque ellos también se ocupaban del otro atraque, luego a última hora, iría alguien a cobrar.
   A estas alturas y con la experiencia que hemos tenido sabemos que aquí lo único que les interesa es cobrar. Prometen un servicio inexistente y no se molestan tan siquiera en pedir disculpas. Lo que hay es lo que hay y eso como las lentejas, si lo quieres lo tomas y si no lo dejas.  De vuelta al barco con la ropa sucia y efectivamente a última hora aparece un señor a cobrar. La verdad es que me despaché a gusto con el hombre ya que si uno ofrece un servicio lo tiene que tener. De todas formas nos indicó otro sitio para el barco y finalmente nos quedamos relativamente cómodos. Cerveza y salchichón con Peter e Ingrid y a esperar a otro día.
   Y desde luego Corre es un pueblo como para echarse a “corré”. Un bar, una tienda de antigüedades y poco más. Todo triste y gris y uno se pregunta qué hace la gente que vive aquí.




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