sábado, 14 de junio de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - POR FIN LAVADORA

DE CORRE A SAVOYEUX PASANDO POR PORT SUR SAONE – POR FIN UNA LAVADORA
   Y sobra decir que de Corre salimos corriendo y absolutamente decepcionados. Al margen del pueblo, que sus habitantes no tienen la culpa, aquí nada funcionaba así que hasta la próxima parada.






Lo que sí que era un alivio a partir de este momento es que las esclusas se hicieron cada vez más inexistentes. Además la forma de abrirlos es diferente como veréis en las fotos.

También vimos un cambio notable del paisaje. La tierra se hace cada vez más “humana”, menos salvaje, los cultivos son notables y también la ganadería.
   Llegamos al pueblo y nada más entrar vimos un bareto con la bandera española con toro incluido. Estaba cerrado, naturalmente. Port sur Saone es un pueblo de origen romano que antaño fue la capital de la región. Tiene un puente antiguo de piedra del siglo 18 y también una iglesia de la misma época. Sin embargo, una vez más la actividad no parecía demasiado abrumadora.
   La marina se encuentra algo alejada del centro con lo que ir a hacer la compra era imposible. Si había sin embargo servicios y ducha y también lavadora y secadora. Pusimos dos máquinas por la “módica” suma de 5.50 € cada una, y sus correspondientes secadoras por 4 €, también cada una. Lavar no resulta barato en este país, tampoco ducharse, ya que cada ducha cuesta entre dos euros y dos y medio, depende de la marina. Recordábamos con nostalgia las marinas tan maravillosas en Holanda, con todo incluido, y también las de Bélgica, que tal vez no llegaban a la altura de las holandesas pero eran mejores que las francesas. Todo hay que decirlo, tanto lo bueno como lo malo. Y para malo el feo que hicieron en esta marina. A las siete de la tarde cortan el agua así que si no te ha dado tiempo llenar el barco o darte una ducha, te quedas sin ello, aun habiendo pagado. Abusivo.
   En esta marina hablamos también con algunos viajeros, como nosotros. Concretamente una pareja sueca que llevaba un año por el Mediterráneo y se dirigían de vuelta a su tierra. A veces pienso que exagero cuando critico las cosas pero la charla con la señora me confirmó que mi percepción de las cosas se ajusta bastante a la realidad. A ella también la extrañaba que la mayoría de los comercios estaban siempre cerrados, parece que la gente no trabaja decía, o que las calles de las ciudades estaban desiertas. La calidad de las marinas irían bajando hacia el sur, contaba, salvo algunas excepciones. Pues es lo que hay pero por lo menos solo hemos hecho cinco esclusas y seguimos con nuestros amigos Ingrid y Peter.
   Y al día siguiente una nueva jornada rumbo a Savoyeux bajo un calor infernal, hasta tal punto que me eché un cubo de agua del río encima.


Se trata de un pueblo de origen celta cuya existencia su se debe probablemente a un asentamiento militar galo durante la época romana. A lo largo de la historia sus habitantes han vivido de la metalurgia y también de la joyería aunque en la actualidad no queda nada de esta actividad.
   Cada día, ya con tan pocas esclusas avanzamos más y las jornadas se nos dan muy bien. A mediodía comida ligera para luego darnos un moderado atracón nocturno. Y en esta marina todo funcionaba relativamente bien, salvo internet. Me parece que a estas alturas no hemos vivido en una marina francesa en el que todos los servicios ofrecidos estaban a pleno rendimiento. Eso sí, ellos están muy “desolé” pero las cosas siguen sin funcionar.


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