lunes, 26 de mayo de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - BICHOS MALOS

BICHOS MALOS LOS HAY EN TODOS LOS LADOS
  
   Hoy voy a empezar por el final y ese es llegando el pueblo de Revin. Desde Vireux-Molhain hasta aquí unos 35 kilómetros, en teoría 5 horas de travesía, pero como he dicho en alguna ocasión anterior, los imprevistos son los que son y por eso se llaman así, no son cosas previstas. Así que llegamos a Revin y en la esclusa, situada justo antes de un túnel, el operario de turno mete tres barcos, nosotros y dos motoras, una de ellas bien grande.
Y la nuestra al frente del convoy lo que significa que cuando llenan exclusa,  el chorro y por tanto también la corriente para nuestro barco y también nuestros mermados músculos. La cosa no estuvo divertida y maldijimos al hombrecillo porque no se puede tener tanta mala idea.
   De todas formas salimos airados de la situación aunque la jornada se había alargado más de lo necesario. En la esclusa de Fepin pues pasó lo que a veces pasa, que se quedan atascadas.
Y el atasco duró más de una hora hasta que llegó el operario para arreglar la avería. Estábamos encerrados en la esclusa, pero no solos ya que con nosotros había una pareja alemana con su motora. Dicen que la paciencia es una virtud y eso se demuestra con un poco de relax, una taza de café y divagaciones sobe que es lo que ha ocurrido realmente.
   Con todo lo que nos ocurre a lo largo del río se me olvida contar como son los lugares que visitamos. Vireux-Molhain no tiene nada de particular salvo unos asentamientos romanos que fueron descubiertos en 1977 y que datan del siglo IV antes de Cristo. Es un pueblo con una calle que sube y otra que baja, un muelle para los barcos, con luz y agua, duchas, lavadora y un responsable del cotarro más que encantador. ¿Qué queremos la puerta abierta? Se queda abierta. ¿Qué hay que poner más de una lavadora? Se pone. Hombre regordete, con la sonrisa en la boca, y que no dudaba en darnos todo tipo de facilidades. El pueblo tiene también un super, donde Alfonso encontró un Paté de Canard que enseguida se convirtió en  historia, y una de las oficinas de turismo más espectaculares que he visto en un pueblo poblado por  cuatro gatos.
   Resulta que Vireux-Molhain es el centro del turismo del Valle de las Ardenas y como desde el año pasado estoy muy concienciada con lo que fueron las guerras mundiales me pongo a buscar datos. Este año es el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial, el setenta aniversario del desembarco de Normandía de la Segunda Guerra Mundial, y aunque una cosa no tiene que ver con la otra, pero sí la tiene (y los historiadores me tacharán de inculta por decir esto) porque si la primera guerra terminó mal era inevitable una segunda. Pero a lo que iba, la Batalla de las Ardenas.
Cuando uno recorre el río, un remanso de paz y sosiego, resulta prácticamente imposible pensar que hace unos cien años, aquí había disparos y cañonazos y muertos a miles y miles. Y gran parte del recorrido del río Le Meuse conserva el recuerdo de los muertos en esa guerra. Todavía se ven los “bunkers” utilizados por los soldados y aunque la historia de la primera guerra queda lejos, no resulta difícil imaginar la tragedia de aquellos años. Y la memoria la guardan todos los puebles que recorren este tramo del río y en especial Haybes que fue destruida por las llamas provocada por los alemanes.
   Y llegamos a Revin, y vuelvo al principio que en el fondo es el final. Era un pueblo elegido por su marina, ya que en el viaje hay que mirar donde hay marinas y que es exactamente lo que necesitamos. Luz y agua siempre está bien y las duchas y los servicios casi imprescindibles.  
Y la de Revín tenía eso. Ubicada en el margen del río y rodeada de un parque tenía exactamente lo que queríamos, salvo internet. Eso del wifi no ha llegado todavía al viejo continente y más que una necesidad parece un lujo. Por eso no puedo siempre colgar en el blog las cosas en su momento. Así que en Revin no había wifi por ningún lado salvo en una cafetería a unos 15 minutos de paseo de la marina. Demasiado para el corpiño.

   ¿Y que hay en Revin? Buena pregunta. Ingenua de mi había leído en un folleto que había casas muy bonitas y sobre todo una española, de piedra con madera, así que ¡a hacer turismo! La casa desde luego que estaba ahí, ahora bien…….. casi como que no sigo. No era fea y nos dio cierta información pero de ahí a ser un interés turístico hay un abismo. ¿Y porque casa española?
El gran misterio. Dicen y cuenta la leyenda que se debe a un empresario español allá por ni se sabe o tal vez a la ocupación del territorio de Carlos V. El caso es que Revin vivió sus momentos de esplendor una vez finalizada la segunda guerra mundial y hasta finales del siglo pasado ya que era un centro metalúrgico de importancia. Ahora de ese brillo no queda ni la estela. Pero bueno, buscan su futuro turístico aunque si no se ponen las pilas no lo van a conseguir.

Y visto lo visto os aseguro que internet aquí es algo que no funciona demasiado bien. 

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