jueves, 8 de mayo de 2014

NAVEGANDO TIERRA ADENTRO - UTRECHT

UTRECHT



    La elección de hacer noche en Maarssen era pura logística. Por motivos de calado resultaba imposible entrar con el barco en Utrecht y esta ciudad tiene visita obligada. No se puede navegar todos los días y pasar por alto todo lo que uno va dejando en el camino, así que con el barco “bien aparcado” en Maarssen nos fuimos rumbo a la histórica ciudad de Utrecht. Lo bueno de estar en lugares pequeños es que todo está a mano, incluso el autobús que nos lleva a la “gran ciudad”. Pillamos el número 120 por los pelos y también conseguimos "por los pelos" pagar los billetes. No admitían nuestro papel de 50 € por lo que buscamos y rebuscamos en los bolsillos, entre céntimos y euros, para reunir los 16 que costaban los billetes. El día había amanecido entre sol, nubes y lluvia así que se presentaba una buena jornada para patear y disfrutar de lo que se considera es una de las ciudades más bonitas de Holanda.

      Si nos remontamos en la historia nos encontramos con que Utrecht fue primero una gran fortaleza romana y luego un destacado centro medieval donde la producción de lana y el ganado vacuno de la apreciada raza frisona eran los protagonistas. Pero se convirtió también muy pronto en un importante centro religioso y lugar de residencia de los obispos. De esta etapa destaca hoy en día la Catedral católica de San Martín, del siglo XIV, con la torre más alta del país y la Catedral de Dom y la Torre Domtoren, que antaño estaban unidas por una nave que quedó destruida por un tornado. Todas estas maravillas arquitectónicas se encuentran en la ciudad antigua que aún conserva el encanto del pasado. Callejuelas estrechas, canales, puentes, tiendas, quioscos y pequeños bares conforman el paisaje de esta zona que vive un intenso comercio. Y eso sin contar con los estudiantes que llegan por decenas de miles para su carrera, Erasmus, posgrado o cualquier otro pretexto. En las calles de Utrecht lo mismo se habla holandés que inglés, español, alemán, sueco y hasta japonés. Jóvenes con cara de alegría porque esta debe de ser una ciudad con una marcha poco habitual. Estudiar, lo que se dice estudiar, no sé si lo hacen, ahora pasarlo bien, hacer amigos y aprender a convivir, seguro que sí.

     Pasear por las calles de Utrecht es una maravilla pero al mismo tiempo peligroso. ¿Qué porque? El transporte nacional en Holanda es la bicicleta y si bien las normas para los coches son duras y las de la navegación por los ríos perfectamente reguladas, en el uso de las bicicletas manda la ley del más rápido. Hay que mirar, volver a mirar y asegurarse por tercera vez antes de cruzar una calle, un puente o salir de un portal porque de pronto aparece una bicicleta a toda leche sin previo aviso. Lo mismo va por su carril que por el de los coches o por las aceras y además a toda velocidad. Es altamente peligroso para los transeúntes también para los usuarios de las bicicletas que son tanto adultos como niños y por supuesto nadie usa casco. 

    Holanda es el líder mundial de transporte en bicicleta con un 26% del total del tráfico. Dicen que los holandeses nacen montados en una bici y de hecho hay más bicicletas que holandeses, 16 millones de personas y 18 millones de bicicletas. Claro que la estadística también habla de otras cosas y cuenta que los holandeses son víctimas de su propio éxito ya que a medida que la bici se hace más popular también aumentan los accidentes que está empezando a ser un problema preocupante. 


 Otra cosa que tiene Utrecht es el mejor bar de los Países Bajos, elegido así por votación popular en 2013. Se llama Olivier y se encuentra en la antigua Iglesia María Menor en el centro de la ciudad. Se trata de un templo secreto ya que en el siglo XVI, en la época de la reforma podía ser peligroso profesar la fe abiertamente por lo que algunas iglesias eran construidas con un aspecto de casa normal desde el exterior, pero con arquitectura religiosa por dentro. Ahora, para lograr un ambiente nostálgico los dueños de Olivier han conservado los principales elementos religiosos como el altar, las bóvedas y el órgano. Además los decoradores han recuperado algunos antiguos materiales de decoración como pesados candelabros y paneles de roble. El ambiente es magnífico y las decenas de cervezas diferentes que sirven también.















3 comentarios:

  1. Lo que no se Eli es que hace el chico del sombrero y el bigote. ¿No estará tomando cerveza,verdad?

    Bss

    ResponderEliminar
  2. Oye cuando dices que no tenían cambio de 50 es porque ellos cambian 500. ¿No llevabáis?. No puede ser. Si quieres te mando unos cuantos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una birra de las ricas ricas. Y si, nos vendrían bien unos cuantos billetes de 500. Se nos olvidaron en Madrid.

      Besos

      Eliminar