viernes, 5 de junio de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA OCHENTA Y DOS

DIA OCHENTA Y DOS – JUEVES 4 DE JUNIO 

LLUVIA DE MILLONES

 

 

      Lluvia de millones. Nada más y nada menos que 600.000 millones de euros son los que van a poner a disposición de los países de la UE el Banco Central Europeo mediante compra de deuda. Repito, compra de deuda. Hace unas semanas se debatió en la Comisión sobre cómo iban a ser las ayudas de la Unión ante la crisis del Covid-19. Había dos posiciones enfrentadas. Por un lado, estaban los países que pedían subvenciones y por otro los que exigían préstamos, o lo que es lo mismo, los pobres contra los ricos. Parece ser que ni fu ni fa. Habrá subvenciones y también préstamos para que la Unión Europea no se endeude hasta las cejas, porque, a fin de cuentas, la UE no es una máquina impresora de euros. Así que la lluvia de millones prometida hoy es un dinero que hay que devolver el día de mañana. Pero no los gobiernos de los diferentes países, que no se nos olvide, porque tampoco son una máquina de imprimir euros. Serán los contribuyentes a través de sus impuestos los que finalmente ingresen de nuevo el dinero. Así que más nos vale administrar bien los fondos.

      Dicho esto, se me ha ocurrido una idea. Como todavía nadie sabe dónde tirar las mascarillas y los guantes desechables, podríamos proponer al ayuntamiento que instale en las farmacias contenedores estancos. Así, de la misma forma que llevamos a las farmacias los medicamentos que nos sobran o que están caducados, podemos tirar en ese contenedor las mascarillas y los guantes. A fin de cuentas, es un material sanitario cuya destrucción merece especial atención por lo contaminante que puede ser. Personalmente tengo un buen número de mascarillas que no sé qué hacer con ellas y las voy guardando en una bolsa hasta que alguien me diga dónde tirarlas. A ver si me acerco al ayuntamiento y pregunto. Seguro que saben.

      En cuanto a los guantes debo confesar que no uso salvo en los lugares donde es obligatorio. Confío más en el gel desinfectante y en el lavado de manos porque con los guantes uno cree que está protegido, pero luego tocas cosas te llevas las manos a la cara y la has liado. Hoy por ejemplo he ido a comprar ropa. Me lavo las manos cuando entro, toco ropa, miro, me pruebo, y luego cuando salgo me las vuelvo a lavar. No hay bicho viviente que sobreviva a tanto lavado y mis manos a duras penas tampoco. Luego en casa toda la ropa a la lavadora y punto. Algo que por otro lado he hecho toda mi vida.

      Y como me gusta jugar con las palabras he pensado en la tan cacareada nueva normalidad y que es lo que implica. Porque digo yo, normal es algo que se halla en su estado natural y nueva es algo recién hecho o experimentado por primera vez. Si algo está en su estado natural es porque ha estado así siempre lo que implica que tiene bagaje, que tiene historia.  Sinceramente no lo entiendo. De la misma forma que los medios de comunicación se han inventado la desescalada, que no existe, el desconfinamiento, que tampoco, también se sacan de la chistera la nueva normalidad.

      Algo que es normal no puede ser nuevo porque lo que es normal es de toda la vida. Digo yo. No sé, le doy muchas vueltas y prefiero pensar que vamos a volver a la normalidad, a lo de antes, a nuestra vida de siempre,  pero con más respeto y sentido común. Al menos podríamos intentarlo.

      Mientras tanto los demás países abren la puerta a un futuro diferente mientras que sus habitantes tienen puestas sus esperanzas a que España incluya dentro de su nueva normalidad la apertura de las puertas al turismo.

      Será, según ha dicho la ministra del ramo, Reyes Maroto, el 22 de junio, en cuanto finalice el estado de alarma. ¡Ay no! ¡Rectificación!  Será el 1 de Julio. Tal vez. ¡A saber! De aquí a entonces pueden hacer y deshacer hasta el infinito. ¡Pero no importa ya estamos acostumbrados!

 

 

 

 






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