miércoles, 13 de mayo de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CINCUENTA Y OCHO

DIA CINCUENTA Y OCHO – LUNES 11 DE MAYO 

ESTRENANDO FASE

 

 

      No sé si es imaginario o si mi percepción se ciñe a la realidad, pero creo haber notado un poco más de tráfico en este primer día de Fase uno. ¿Será porque yo misma he cogido el coche?

      En cualquier caso, parece que algo se está moviendo en la calle. Esta tarde se escuchaba el murmullo HABITUAL de los bares y efectivamente hemos comprobado que algunas terrazas han abierto y yo diría con cierto éxito. Está claro que la gente tiene ganas de salir, de regresar a la normalidad o al menos a cierta normalidad.

      Durante estos cincuenta y ocho días hemos visto como las calles han quedado desiertas y solas. Tristes. Porque que no hay nada tan triste en una ciudad como una calle vacía. Decían los entrevistados en los telediarios que hasta empezaban a echar de menos el ruido insoportable del tráfico. Pero hoy la imagen ha sido diferente. La vida se ha ido asomando poco a poco por las esquinas para entrar tímidamente en nuestra existencia con el fin de recordarnos que seguimos vivos.

      Los países se están preparando además para la temporada de verano y ya empiezan los intercambios de fronteras abiertas y permisos de espacio aéreo. Me da un poco de miedo, pero sé que tiene que ser así. Porque o nos vamos de este mundo con el Covid 19 o con la pobreza más absoluta. La resistencia económica de los países ya no da más de sí y por mucha deuda que vendamos para tener ahora ingresos, es solo eso, una deuda que hay que pagar.

      La Unión Europea no es una fábrica de hacer dinero, son sus contribuyentes, somos nosotros, los que ponemos el dinero para el rescate. Así que es normal que la vida vuelva a la normalidad. Aunque espero que todo se haga pasito a pasito porque no me apetece de nuevo una cuarentena.

      Hablando de economía escuche una noticia muy interesante. En Suecia el gobierno, igual que todos los demás, reparte ayudas a las empresas, sobre todo a las grandes, mientras que las pequeñas y medianas, las Pymes, quedan en muchos casos fuera de esta ayuda. Como gran parte de las empresas que reciben ayudas son accionariados, el gobierno ha decidido que, si estas multinacionales luego reparten dividendos a sus accionistas, se verán obligados a devolver el dinero recibido. Me parece más que correcto. Es más, deberían devolver el dinero en cualquier caso, con plazos determinados y acuerdos precisos,  y una vez devuelto pueden repartir beneficios cuando los tengan.

      He pensado que la situación que estamos viviendo se parece mucho a la de la película El Ángel Exterminador, de Luis Buñuel. Queremos salir, pero no podemos, deseamos salir pero algo nos lo impide, vemos el exterior y queremos ir. Sin embargo, hemos quedado atrapados.

      Y ya que he mencionado a Buñuel recomiendo sinceramente sus memorias, por si alguien no las ha leído. Mi Último Suspiro, un libro divertido en el que recuerda algunos de sus rodajes más memorables además de sus aventuras con Dalí y el resto de la panda de intelectuales de aquellos años.

      Acabo de escuchar un petardo ¿estamos de fiesta? Esta semana es San Isidro, pero eso es la fiesta de Madrid. ¿Será que alguien ha tirado un petardo porque la verdad es que ya tenemos ganas de un poco de jolgorio?

 

 

 

 

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