viernes, 22 de mayo de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA SESENTA Y OCHO

DIA SESENTA Y OCHO – JUEVES 21 DE MAYO 

TODOS CON MASCARILLA 

 

 

      Hoy me he soltado la melena. Esta mañana, dentro del horario establecido por supuesto, he bajado a la ruta del colesterol para hacer mis ejercicios diarios.

      La loca de la playa habrá pensado mas de uno, pero a mí me entra por un oído y me sale por el otro. Necesito sol y aire libre y el programa de ejercicios que tengo es estupendo así que, a ejercitarlo en la calle, con todos los demás, “footistas”, ciclistas y paseantes, aunque se asombren. Porque lo mío no es andar ni correr, son ambas cosas intercalando ejercicios "aeróbicos" y de musculación. ¡Vaya, todo un espectáculo protagonizado por una señora bastante patosa! No me extraña que se queden boquiabiertos. A mí también me extraña ver a tanta gente que en su vida ha hecho ejercicio y que ahora durante el confinamiento ha decidido ponerse en forma. O eso es al menos lo que dicen. Cada loco con su tema y con su mascarilla en el bolsillo.

      ¡Que a nadie se le olvide que a partir de hoy hay que llevar mascarilla si no se puede guardar la distancia social, unos dos metros! No sé si lo haré bien, pero llevo siempre mascarilla en las tiendas y en todos los espacios cerrados, incluso en mi portal y ascensor. También cuando voy al centro del pueblo porque las calles, aunque no están demasiado concurridas, no son muy anchas y las aceras tampoco. Así que por seguridad me pongo la mascarilla a pesar de respirar un poco regular. Sin embargo, cuando voy por el paseo marítimo o por los caminos que hay en los alrededores no me la pongo porque hay espacio suficiente para los pocos caminantes con los que me encuentro. A estas alturas estoy absolutamente convencida de que el virus no ataca saltando desde un árbol. Tampoco me pongo la mascarilla cuando voy en bicicleta, aunque eso me lo voy a tener que replantear ya que el otro día tragué tantos mosquitos que llegué a casa cenada.

      Es obvio que no me pongo la mascarilla en mi propia casa ni en el coche y como todavía no he ido a visitar a nadie, en casa de los demás no lo sé. Creo que mi uso de la mascarilla es de sentido común y que se ciñe a la legalidad, de momento. Mañana antes de salir leeré el BOE a ver si han modificado la normativa.

      Digo esto porque como están que si sí que, si no, que no se aclaran y no nos explican nada pues es un lío. Es como un vaivén, normas que van y normas que vienen. Recuerdo haber escuchado al Doctor Simón, que desde 2012 es el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, que el uso de la mascarilla pues como que no. También lo dijo la Organización Mundial de la Salud, al tiempo que los chinos insistían en que la única forma de controlar la pandemia era con el uso de la mascarilla. Ahora tanto el doctor como la organización dicen todo lo contrario de lo que habían afirmado. Vamos a ver con que nos sorprenden dentro de una semana. 

      No critico el uso de la mascarilla, tampoco el confinamiento o tan siquiera la reducción de libertades. Lo que sí que critico de nuestros Iluminados es su arbitrariedad y a veces también hasta irresponsabilidad en la toma de decisiones. Esto sin tener en cuenta su más absoluta falta de organización en la compra del material sanitario para proteger, primero a los que trabajan en los hospitales y luego a los que han ocupado las camas de los mismos afectados por el Covid-19. Creo que lo he dicho en alguna otra ocasión.

      Hasta ahora esto ha parecido un juego de Trivial en la que cada pregunta tiene cuatro respuestas posibles. A veces aciertas y otras no. Pero como esto no es un juego y esos señores, perdón señoras también, son los/las que mandan y cobran por ello, lo mínimo que podemos exigir es que acierten. Y si son conscientes de que no saben, porque todo esto les viene muy grande, lo cual es perfectamente lógico y comprensible, porque esto ES muy grande, lo que tienen que hacer es rodearse de expertos que sí saben. Expertos con nombres y apellidos y no comisiones secretas al estilo de la orden de los templarios. Otra opción es dimitir, dejar el escaño, el sueldo, y ponerse a trabajar. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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