sábado, 30 de mayo de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA SETENTA Y SIETE

DIA SETENTA Y SIETE – SABADO 30 DE MAYO 

LA VORAGINE DE LAS COMPRAS 

 

 

      Hoy me he echado a la vorágine de las compras. Lo siento. ¡No dicen que hay que apoyar el comercio local! Pues eso. No lo he podido resistir porque necesitaba urgentemente algunas prendas de "no vestir". Como ya no vestimos, ni nos arreglamos, con la mascarilla ¡para que! lo llamaré de no vestir, aunque en el fondo es de vestir. No sé si necesitar es realmente la palabra, pero es que me moría de ganas de ir de tiendas. Se que el lunes abren ya los centros comerciales, pero no quería esperar al lunes.  En fin, que me he ido a comprar ropa que no necesito pero que mi espíritu ansiaba porque eso de ir a una tienda, tocarlo todo, aunque no he tocado nada, pero he mirado con sumo placer y soñar con esa prenda para esa ocasión. ¡Uf!  Con que poco me he conformado y que feliz he sido.

      El caso es que después de trastear por el pueblo he ido a Benidorm, por aquello de la solidaridad aunque si soy sincera ha sido sobre todo para cotillear.  Porque ayer me dijeron que el Rincón del Loix, la zona de los ingleses, está de pena, como para llorar. Realmente me lo creo, pero tengo que comprobar, verificar, saber si los hechos se ciñen a la realidad. A fin de cuentas, en eso he trabajado toda mi vida. Al menos lo he intentado. Antes he ido al Centro Comercial de la Marina, en Finestrat, para sondear. Colas para entrar en Decathlon y Media Mark. Bueno, no colas exactamente, pero si al menos cinco personas esperando para poder entrar.

      Después rumbo al centro de Benidorm pasando por la zona del Edificio del Diamante. He flipado porque no conocía nada de lo que he visto. Eso no es Benidorm, es otro Benidorm. Quería acercarme por donde los vascos, la calle llena de bares de tapeo, pero no había tiempo y me dio mucha tristeza ver todo tan cerrado y vacío.

      Benidorm, la ciudad que nunca duerme al igual que Nueva York, se ha convertido en una ciudad fantasma. ¡Dios que ha pasado! Los comercios cerrados, los bares, las terrazas, salvo unas pocas, y la playa desierta. Como si todo el mundo se hubiera esfumado. ¡A lo mejor han sido abducidos por  extraterrestres! Pero no, yo ya sé que los de otros mundos no se acercarían jamás al nuestro, y menos aún para destruirlo. Para eso nos sobramos los seres humanos. No necesitamos ayuda de otros seres. Lamentablemente el tiempo lo está demostrando.

      Después al regresar, ya en la playa del Albir, he visto todo abierto, las terrazas llenas, los comercios con las puertas de par en par y en mi pueblo igual. ¿Dos mundos distintos? Evidentemente todo está más apagado que lo normal pero la vida empieza de nuevo. Poco a poco. En el chiringuito de la playa hay música, gente riendo. Hay personas que quieren seguir viviendo. No creo que nadie pasa de la situación vivida hasta el momento, ignorando el sufrimiento de tantas personas. Pero el futuro asoma y hay que seguir el camino e intentar no cometer de nuevo los mismos errores. 

      He pensado que estamos prácticamente en junio. Se nos ha ido medio año. ¿Lo hemos vivido? Alguien nos ha robado muchos meses de nuestra existencia. Meses que nunca vamos a recuperar.

     ¡Pero casi se me olvida lo mejor! Esta mañana, antes de salir de casa, escuche en la calle un bullicio poco común. Me asomo a la terraza. Ahí, al lado del río un operario de limpieza con una culebra de agua en la mano. Le pregunto ¿eso que es? El responde "una culebra de río". Ahora bajo a hacer una foto. Tienen ahora una nueva mascota, me dice con alegría. Sí, porque el cisne sigue en el Algar con sus amigos. Así que cambiaremos el cisne por la culebra de río. Además, es preciosa.

      Mañana domingo, a ver que cuento.

 


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