viernes, 3 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DIA DIECINUEVE

DIA DIECINUEVE – JUEVES 2 DE ABRIL 

LLUVIA, UN PEQUEÑO MOMENTO DE PLACER

 

 

      Hoy me he vestido por primera vez en dos semanas. Pero que nadie me entienda mal. No es que ande todo el día en paños menores, siempre me pongo mi ropa de casa, voy cómoda y con zapatillas. Sin embargo, hoy me he arreglado un poco. Me he puesto un vaquero, una blusa y la chaqueta para ir al supermercado. Como estaba lloviendo he decidido que habría poca gente en la tienda y efectivamente. Creo que en total éramos diez así que he hecho la compra a gusto. Recorriendo los pasillos, fijándome en todo lo que pueda necesitar (que es más bien poco) y disfrutando del momento.

      Desde que dejé de trabajar, y de eso hace ya muchos años, descubrí que uno de los grandes placeres de la vida es ir a comprar comida. Antes, entre niños, perros, trabajo y marido la compra se limitaba a ir corriendo a un supermercado gigante, llenar el carro a toda prisa de pasta, legumbres, salsa de tomate, carne picada, pollo etc., para llenar la nevera. La idea era siempre ofrecer un menú rápido y sencillo intentando al mismo tiempo compaginar con una dieta adecuada.  Así que desde hace unos años me gusta ir al mercado, elegir un buen pescado, una buena carne, acercarme al mercadillo al aire libre de frutas y verduras y al supermercado para el resto.

      Ahora lo del mercado y mercadillo no puede ser, pero si el supermercado y especialmente en días como hoy, con pasillos vacíos. Así que ahí iba yo, con los guantes puestos, mi mascarilla recién elaborada y tan contenta. Hay que ver con que poco somos capaces de conformarnos y así tendría que ser siempre. Total, nuestro camino está escrito de antemano y no por tener más vas a evitar el único destino que tiene la vida.   

      Antes de ir a la compra he hecho mi gimnasia. No la perdono y creo que hago bien. No solo me mantiene un poco en forma, sino que también me hace sentir realizada. Disfruto de los vídeos que manda el “profe”, con los ejercicios de siempre porque la idea es que nos sintamos como en el "gym". Aunque en el fondo no es un "gym", es una familia, un grupo, una piña, como ya he dicho,  de la que todos formamos parte. Yo soy la última en llegar, la mayoría llevan ahí muchísimos años, pero me siento como si hubiera estado con mis "compis" toda la vida y también en el gimnasio. Mil gracias por todo lo que hacéis. Y gracias a todas mis "compis" por estar ahí.

      En esta tercera semana he descubierto que tengo los días muy organizados. La rutina se ha convertido en lo que tiene que ser, una rutina, para no perderte en el espacio y en el tiempo. No echo demasiado en falta el no salir a la calle. Claro que el tiempo no está como para dar grandes paseos y me imagino que todo cambiará cuando el sol decida agradarnos con su presencia y el calor empiece a apretar. Pero eso será otro día y no creo que deba preocuparme por los problemas del futuro,

      De momento dejo pasar el tiempo delante del ordenador, organizando las fotos de mi vida, haciendo álbumes digitales y ejercitando mis dedos con el teclado. Termino un escrito y empiezo otro.  Y en una casa siempre hay cosas para hacer. Dedico también tiempo a mis flores que afortunadamente no saben lo que está pasando en el mundo.

       Y así termina este jueves. ¡Vamos a por el viernes!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

























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