jueves, 30 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA CUARENTA Y SEIS

DIA CUARENTA Y SEIS – MIERCOLES 29 DE ABRIL 

COMIENZA LA CUENTA ATRÁS 

 

 

      ¡Hay que ver como pasa el tiempo! Parece que el encierro empezó anteayer pero no, han pasado ya cuarenta y seis días. Así, como el que no quiere la cosa.

      Ya tenemos la famosa desescalada encima. Una palabra que no encuentro en el diccionario de la RAE. Lo más parecido es desescamar que según entiendo no guarda ninguna relación con desescalar. Y me pregunto ¿a quién se le habrá ocurrido esa palabra? Se supone que guarda relación con escalar, que significa, entre otras cosas, trepar o subir por una pendiente. Y me vuelvo a preguntar ¿hemos subido por alguna montaña? A no ser que se refiera a que todos los días subimos andando por las escaleras en vez de coger el ascensor, pues no me lo explico. Claro que, para subir, primero hemos tenido que bajar, lo que significa que ya hemos desescalado.

      Lo curioso es que tampoco encuentro la palabra desconfinar, porque si nos han confinado ahora como van a hacer para reponer la situación. Desconfinar. Lo más parecido es desconfiar y ahí sí puedo ver cierta relación porque desconfío de la desescalada. ¿La razón? Es muy sencillo ¡No la han explicado! O no lo han sabido explicar. O yo no la he entendido. 

      Decía el chiste de ayer, ese que me hizo reír hasta llorar, que hay varias fases y que tenemos que pasar por todas. Bueno, algunos se los pueden saltar porque son más despabilados, otros se lo saltan para ahorrar dinero mientras que los que son del mismo Bilbao, dan el brinco sencillamente porque son de ahí.

      Si alguien me puede explicar el programa de "desescalada", por favor, ruego que lo haga. Lo agradezco profundamente porque así salgo de dudas de cuándo y cómo volveremos a ser libres.

      El antónimo de confinar es liberar, pero claro, a ningún político le gusta usar esa palabra porque conlleva el hecho de que antes hemos estado cautivos.

      En cualquier caso, no se todavía si puedo o no puedo salir el sábado, pero el caso es que lo haré de todas formas. Si la policía me dice algo les pediré que me expliquen el "programa de desescalada". 

      ¡Y ya me está entrando el nervio! Pasear significa desplazarse, moverse de un lugar a otro y llevamos cuarenta y seis días encerrados. Yo quiero ir a la izquierda para ver un poco de gente, pero a lo mejor el paseo ya no está. ¿Y si lo han cambiado de sitio? Porque los que mandan siempre aprovechan los momentos místicos para hacer de las suyas. Les gusta jugar al despiste para desconcertarnos. Así de pronto da un poco de susto pensar que las cosas no son como eran porque eso es lo que se está diciendo constantemente.  

     A partir del coronavirus todo va a cambiar. ¡Pues yo quiero mi paseo donde estaba! ¡Quiero la playa de canto rodado y no de arena! ¡Quiero las palmeras moviéndose al ritmo del viento! ¡Y también quiero que el Mediterráneo siga ahí! A ver si a algún "listillo" le ha dado por cambiarlo de sitio y acercarlo más a su casa o algo así.

      Todos estos pensamientos me confirman cada vez más que el sábado tengo que salir, ya no a pasear, sino a controlar que las cosas siguen en su sitio, ¡Porque hay mucho aprovechado que anda suelto! Tal que me arreglo, me cojo mi metro, mi marido y a hacer ese kilómetro que nos tienen prometido. Me tragaré el miedo al desplazamiento e iré rumbo a lo desconocido. Como Colón cuando fue en busca de Las Indias y se topó con América. ¿Y si me pasa lo mismo? ¡Salgo en busca de mi Paseo Marítimo y me encuentro con la Gran Vía de Madrid! ¡Que angustia!

      Pero no voy a adelantar acontecimientos. El sábado tendré la respuesta. De momento llega el jueves.

      Mientras tanto me pregunto ¿me quedan mejor los geranios o las orquídeas?

 

 

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