viernes, 10 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DÍA VEINTISÉIS


DIA VEINTISEIS – JUEVES 9 DE ABRIL 

HACIENDO CAMBIOS EN EL CALENDARIO

 

 

      Cuenta el Financial Times que es curioso lo de España. ¿Os acordáis de ese eslogan que decía "Spain is different"? Pues hasta para el Covid-19. ¿Qué por qué digo esto? Pues porque el Financial Times asegura que mientras el Corona Virus ha limado las diferencias de los políticos en muchos países del mundo, todos hacen lo posible por arrimar el hombro para trabajar juntos contra el pequeño invasor invisible, en nuestro país, los partidos con sus políticos están más distanciados y embroncados que nunca. Está claro que somos diferentes.

      Pero a lo que vamos. Hoy es jueves santo, día de recogimiento y de salida de innumerables procesiones de los que disfrutan todos los años cientos de miles de personas y en los que trabajan seguramente otros tantos. Aunque este año no puede ser. ¿Y por qué no sacamos las procesiones en octubre? Así aprovechamos todavía el buen tiempo y no desperdiciamos el trabajo de nadie. Ya decidieron mover Las Fallas, las Fiestas de San Juan, el fútbol, el tenis, los Juegos Olímpicos, tendrán que mover también las Fiestas de San Fermín y demás festejos así que ¿Por qué no también la Semana Santa con sus procesiones? Se que el jueves y viernes santo son días claves, muy especiales, pero ¿no es más importante demostrar devoción, que insistir en la fecha de esa devoción? La verdad es que se me ha ocurrido sobre la marcha y pienso sobre todo en Andalucía, aunque también en muchos pueblos del norte y de España en general, donde la procesión, aunque se dice que se lleva por dentro, se exterioriza al más alto nivel. Ahí lo dejo.

      Tengo más ideas. Nuestro gobierno dice ahora que la apertura del confinamiento se va a hacer escalonadamente. Me parece razonable porque si nos sueltan a todos al libre albedrío ¡la que se puede liar! Los atascos de las múltiples operaciones salida que hay en el país serían como un agradable paseo en el parque comparado con ese momento. Así que escalonadamente. Bien. Propongo que esta apertura lo organicen los propios municipios, porque son los  que tienen en su poder el censo de la población.

      Pero primero hacemos pruebas de coronavirus a todo el mundo que está censado. Si dan positivo que no salgan hasta que den negativo, que se encierren en su habitación para no contagiar a nadie de su familia o que ingresen en las denominadas "Arcas de Noe" donde podrán pasar la enfermedad, con o sin síntomas, manteniendo así la seguridad para el resto de la población. China ya lo puso en marcha con buenos resultados. Evidentemente no hablamos de un barco sino de hoteles vacíos de turistas, pero abiertos a los enfermos menos graves para que pasen la enfermedad o la cuarentena.

     Segundo, nos aseguramos de que todo el mundo lleve su mascarilla y sus guantes correspondientes.

     Tercero, los que están sanos y tienen su mascarilla, sus guantes y además un puesto de trabajo, que acuda todos los días para desarrollar su labor sin miedo a contagiarse. Como ya hemos hecho pruebas a todo el mundo sabemos que los que están trabajando no están ni enfermos ni son asintomáticos. Aun así, nos protegemos con la mascarilla.

      En cuarto lugar, a todos los demás que no están enfermos y no trabajan, porque están en el ERTE o desempleados, se les asigna dos días a la semana con un horario fijo para salir a comprar y dar un paseo (esta idea realmente no es mía porque así funciona en Colombia por ejemplo). Días y horas que escalonadamente se irán ampliando hasta normalizar la situación.

      ¿Y que conseguimos con todo esto? Separar a los enfermos de los que no lo están para frenar en seco la expansión del virus.  Claro que esto solo funciona si las personas hacen caso y si mantenemos las fronteras cerradas. Al mismo tiempo hay que insistir en la investigación de la vacuna.

      ¿Difícil? Claro, nada es fácil en la lucha contra las enfermedades. Pero los municipios con el censo en mano  pueden hacerlo porque cuando hay elecciones vemos con que facilidad se movilizan a cientos de miles, incluso millones de votantes, en un solo día. Y todos sabemos a dónde ir y que hacer. 

      ¡Seguiré maquinando tonterías para acabar con el bicho!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



















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