jueves, 9 de abril de 2020

EL COVID DESDE MI TERRAZA - DIA VEINTICUATRO

DIA VEINTICUATRO – MARTES 7 DE ABRIL 

LAS COINCIDENCIAS NO EXISTEN

 

 

 

      Llegó el martes, se fue y nadie sabe cómo ha sido. ¿Es solo una sensación mía o es que alguien le ha dado cuerda al reloj para acelerar el tiempo? Los días pasan en un santiamén. Las mañanas vuelan porque entre la gimnasia, la casa, la comida y las llamadas, no me entero. Después de comer el día da un pequeño frenazo, pero enseguida se pone en marcha como si los segundos, minutos y horas no fueran con él. ¡Me dan las ocho en un tris! Vamos con el homenaje a los sanitarios, charla con la vecina, cena y el día se acabó.

      Mañana tendré todavía menos tiempo para hacer lo que tengo que hacer porque hay que ir al supermercado. Fui el viernes pasado y no toca realmente hasta el viernes, pero como es festivo el jueves habrá más gente por lo que iré mañana. La verdad es que sin darme cuenta llevo desde el viernes sin salir de casa. Ni para tirar la basura que esa labor casera no me corresponde. Me he asomado a la terraza y en cuanto haga algo de calor me pondré a tostarme un poco. Dicen ahora los médicos, conscientes de que la gente no sale a la calle y por tanto no le da el sol, que necesitamos al menos 15 minutos al día de rayos solares. Me pondré a ello.

      Hoy a través del WhatsApp me ha llegado una noticia muy interesante. Recibimos todos los días chistes y situaciones divertidas, pero esto es un artículo, que lamentablemente no lleva firma, por lo que puede ser un fake news, un bulo de tantos que circulan por las redes sociales. En cualquier caso, la historia merece la pena porque puede ser la base de un buen guion sobre el espionaje y la guerra bacteriológica.

      Desde el inicio de la pandemia se ha especulado por activa y por pasiva sobre el origen del Covid-19 y enseguida se han formado dos bandos, los que consideran que se trata de un virus artificial creado por el hombre y los que están convencidos de que es un desarrollo natural influido por el cambio climático y el calentamiento de la tierra. Claro que en este último caso el responsable también es el hombre.

      El caso es que el artículo, insisto sin firma alguna, viene a confirmar que se trata de un virus "artificial", creado en origen en un laboratorio de Canadá donde se conservaba para varios experimentos. Pero, y aquí comienza lo interesante, el virus desapareció misteriosamente y todo apunta a que fue robado por algún colaborador que viajó con él a China donde el asunto se les fue de las manos. 

      No sé si estamos metidos en una guerra bacteriológica, si la pandemia se debe a un error humano, pero hay hechos que deberíamos tener en cuenta si analizamos la situación. ¿Qué por qué? El tratamiento contra el Covid-19 incluye algunos medicamentos que se utilizan contra el VIH y casualmente el Coronavirus, según dice el artículo, fue creado en el laboratorio canadiense donde trabajaba uno de los mayores expertos del mundo en la lucha contra el sida. Y hablo en pasado porque el científico murió.

      En las tramas turbias y en las películas de buenos y malos, los buenos siempre dicen que las coincidencias no existen. Ya hemos visto la primera. Vamos con la segunda. La pandemia comienza en Wuhan, China, ciudad donde también existe un laboratorio que experimenta con virus. Seguimos con más casualidades. Wuhan es una de las pocas ciudades chinas que se ha visto gravemente afectada por el virus que parece ser no se ha expandido por el país como ha ocurrido en otros lugares del mundo. Y hay más.  China fue el primer país en tener una vacuna. Y el remate final. Mientras la economía mundial se hunde, la de China va viento en popa.

     Sin entrar en temas de espionaje, guerras bacteriológicas y más tramas que parecen de ciencia ficción al más puro estilo Hollywood, o Bollywood, hay una realidad: demasiadas coincidencias.

      ¡A que es un buen guion!

 

 












No hay comentarios:

Publicar un comentario